Kissinger intenta que EE UU sea sede del Mundial-86

"Aunque francamente no soy muy optimista, voy a Estocolmo para defender la candidatura de Estados Unidos como sede del Campeonato del Mundo de Fútbol para 1986", declaró el ex secretario de Estado norteamericano, forofo del fútbol, Henry Kissinger.

Hablando ante una inhabitual concentración de periodistas, extranjeros en el Foreign Press Center, de Washington, Kissinger advirtió: "Sólo responderé a preguntas sobre fútbol; nada de política". Sonrió cuando un periodista libanés le preguntó cómo podía explicar el que no hubiera partidos de fútbol, entre árabes e israelíes. Para Kissinger, ...

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"Aunque francamente no soy muy optimista, voy a Estocolmo para defender la candidatura de Estados Unidos como sede del Campeonato del Mundo de Fútbol para 1986", declaró el ex secretario de Estado norteamericano, forofo del fútbol, Henry Kissinger.

Hablando ante una inhabitual concentración de periodistas, extranjeros en el Foreign Press Center, de Washington, Kissinger advirtió: "Sólo responderé a preguntas sobre fútbol; nada de política". Sonrió cuando un periodista libanés le preguntó cómo podía explicar el que no hubiera partidos de fútbol, entre árabes e israelíes. Para Kissinger, el hombre que fue considerado como el mago de la diplomacia norteamericana en Oriente Próximo, la moral parece baja a la hora de afrontar a los responsables de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), muy reacios a conceder un mundial de fútbol a un país, Estados Unidos, donde prácticamente se desconoce tal deporte. Henry Kissinger está acostumbrado a las negociaciones difíciles. Por ello no dudó en movilizar al Congreso y a la Casa Blanca, desde los sesudos senadores hasta el presidente Ronald Reagan, para sendas resoluciones en las que ofrecen todo tipo de garantías a la FIFA si se digna en conceder un mundial de fútbol para EE UU. Reagan, muy aficionado a cabalgar y a cortar leña, sería el presidente de honor del comité organizador del campeonato de soccer, como denominan al fútbol en Estados Unidos para diferenciarlo del fútbol americano, Gerald Ford, expresidente de los Estados Unidos figuraría con carácter ejecutivo entre los miembros del comité, que también lo integrarían Cyrus Vance, vicepresidente de la Casa Blanca, Rafael de la Sierra, director del Cosmos de Nueva York, y algunas personalidades del fútbol, como Pelé y Beckenbauer, en calidad de asesores.

"No habría ningún problema", dijo Kissinger, "para acondicionar los estadios necesarios". Lamentó que la FIFA no se dignara enviar una delegación para visitar las posibles instalaciones deportivas que ofrece EE UU. "Sólo fueron a México".

¿Y la afición?. "El fútbol es muy popular en EE UU en los colegios", recordó Kissinger, sin dudar un momento que todo puede montarse en la activa sociedad norte americana. ¿Y el equipo que podría presentar Estados Unidos?. "Posiblemente no pasaría la primera fase de eliminaciones", afirmó, entre escéptico y realista, :recordando que otros países con gran afición futbolística, buenos equipos e incluso sedes de copa mundial no habían hecho mejor papel. "El caso de España", zanjó Kissinger.

Gran amante del fútbol -"que jugaba mucho de niño en mi Alemania natal"-, lector de periódicos deportivos de medio mundo y multimillonario de la política, la diplomacia y los negocios, Kissinger manifestó que le gusta mucho el fútbol brasileño, "porque es un fútbol ofensivo". Como aficionado, sigue de cerca la Liga de la República Federal de Alemania, Reino Unido e Italia.

Al no querer hablar de política, un colega británico regateó a Kissinger en el terreno de la dialéctica filosófica preguntando cómo afectaría al carácter estadounidense la organización de un Mundial de fútbol. "Creo que no hay temor de que el carácter norteamericano fuera destruido por la implantación del soccer en Estados Unidos". Los responsables de la FIFA, claramente inclinados por organizar la Copa del Mundo de 1986 en México, no deben temer, por consíguiente, que un hipotético mundial de fútbol-soccer en EE UU provocara ninguna revolución. El experto diplomático Henry Kissinger dio garantías de ello antes de emprender viaje hacia Estocolmo con cierta moral de derrota.

Exhaustivo informe técnico

En poder de la FIFA obra un exhaustivo informe técnico realizado por el comité organizador estadounidense. En el documento se especifica que la venta de billetes supondría unos ingresos de 43.975.000 dólares en un cálculo pesimista, o 54.375.000 dólares en uno optimista. El precio de los billetes oscilaría entre 10 dólares para la entrada más barata y 40 dólares para la más cara.

El calendario sería el siguiente: 14 de junio, partido inaugural, y 13 de julio, domingo, partido final. La primera vuelta se disputaría del 14 al 27 de junio de 1986 y la segunda del 28 al 8 de julio.

Estados Unidos ofrece 21 estadios para que la FIFA escoja 12. La capacidad de los recintos oscila entre las 50.000 localidades de Filadelfia y las 104.187 de Los Ángeles. Al parecer Henry Kissinger dijo en alguna oportunidad que la falta de césped en algunos campos no es inconveniente porque "haríamos crecer césped natural en un mes".

Los norteamericanos aseguran, por otra parte, que sus estadios pueden acoger hasta 40 anunciantes en vez de los 12 que hubo en el Mundial de España. Además se le garantiza a la FIFA que podrá anunciar en sus estadios a las empresas patrocinadoras, lo que viene a solucionar el problema planteado por la ley anti-trust que rige en Estados Unidos acerca de la publicidad y que prohibe expresamente exclusivas en recintos deportivos.,

El ánimo de la FIFA, según informa Efe, que cita fuentes de la propia organización, se inclina por otorgar a México la organización del Mundial de 1986, a Italia el de 1990 y a Estados Unidos el de 1994.

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