Tribuna:

Mi escándalo

Pase que las derechas acumulen beneficios, acaparen privilegios y atesoren capitales (las derechas, ya se sabe, suelen ser más ricas que las izquierdas, por tradición, por su casa y por narices), pero lo que ya no estoy dispuesta a tolerar es que monopolicen el escándalo.Ahora resulta que nuestras derechas tienen el escrúpulo muy vivo, el pundonor despepitado, y andan como locas, cada día, en un puro desgarrar de vestiduras. La canción de las Vulpes, por ejemplo, les ha abierto las carnes en canal, sin recapacitar que la han leído y no la han oído, sin espeluznarse ante el sensacionalismo peri...

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Pase que las derechas acumulen beneficios, acaparen privilegios y atesoren capitales (las derechas, ya se sabe, suelen ser más ricas que las izquierdas, por tradición, por su casa y por narices), pero lo que ya no estoy dispuesta a tolerar es que monopolicen el escándalo.Ahora resulta que nuestras derechas tienen el escrúpulo muy vivo, el pundonor despepitado, y andan como locas, cada día, en un puro desgarrar de vestiduras. La canción de las Vulpes, por ejemplo, les ha abierto las carnes en canal, sin recapacitar que la han leído y no la han oído, sin espeluznarse ante el sensacionalismo periodístico, ante tal amarillismo abecedario. Los Medios de Comunicación Social del Estado envían editoriales a sus periódicos, y esto estremece cruelmente a las derechas, aunque no sean artículos de forzosa publicación, sino optativa, aunque aquellos que tanto alardean ahora de pureza sean, precisamente, los mismos que han estado enviando durante años sus propios editoriales (obligatorios) para que los publicara la cadena, que entonces, no sé si les sonará la cosa, pertenecía al Movimiento.

Chillan mucho, arman un alboroto indescriptible las derechas, convertidas de sopetón en paladines de la democracia y la justicia. No contentas con poseer la Banca, las industrias, los poderes fácticos dichosos, la Corte Celestial, la Biblia en verso y toda la discografía de Julio Iglesias, ahora quieren, además, quedarse en exclusiva la conciencia. No hay derecho.

Chillan mucho, y mientras tanto la izquierda se acoquina o se contiene: dimitido está mi pobre Carlos Tena, y se ha suspendido tontamente el envío de editoriales en los Medios. Basta ya de contemporizar: reclamo el grito. Señor Burón, fiscal de ese Estado que es también el mío, quisiera decirle que mi ánimo se espanta ante tanta manipulación, que me estremezco. Que no aguanto más que Manuel Fraga diga que los socialistas matan niños, o que algunos médicos se quejen de injusticia mientras pasan consulta privada en el seguro, o que algún empresario convoque al fraude fiscal públicamente. Que no consiento que sigan intentando robar mi libertad con su desfachatez de fariseos. Le ruego que también tome en consideración mi escándalo, señor Burón, dicho sea con todos los respetos.

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