ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICASTranquilidad y discreta participación

La estadística 'mató' a Braulio Muñoz, que no pudo votar

Braulio Muñoz Martínez, 59 años de edad, casado y con cuatro hijos, chófer, mecánico de profesión, ahora jubilado a causa de una lesión de columna, no pudo votar en la mañana de ayer porque oficialmente está muerto. Muñoz, vecino desde hace 22 años del número 2 de la calle de Santa Prisa, en el barrio de La Elipa, se presentó a las 11.30 horas con su mujer, Isidra Guirau, en el colegio de Nuestra Señora de la Merced.El presidente de la mesa le dijo que su mujer podía hacerlo, pero él no, porque no figura en las listas de votantes. "Me extrañó mucho; desde que se puede votar, siempre lo he hech...

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Braulio Muñoz Martínez, 59 años de edad, casado y con cuatro hijos, chófer, mecánico de profesión, ahora jubilado a causa de una lesión de columna, no pudo votar en la mañana de ayer porque oficialmente está muerto. Muñoz, vecino desde hace 22 años del número 2 de la calle de Santa Prisa, en el barrio de La Elipa, se presentó a las 11.30 horas con su mujer, Isidra Guirau, en el colegio de Nuestra Señora de la Merced.El presidente de la mesa le dijo que su mujer podía hacerlo, pero él no, porque no figura en las listas de votantes. "Me extrañó mucho; desde que se puede votar, siempre lo he hecho en ese colegio electoral", afirma Braulio Muñoz.

Dos de sus hijos fueron a las oficinas de estadística de la calle de Alcalá y allí se encontraron con que su padre está oficialmente muerto. "No se lo digan a él, no sea que le pase algo", pidió una, funcionaria. Al enterarse de que ya ha fallecido, Braulio Muñoz se fue a tomar unas cañas.

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Votó antes de dar a luz

Otra de las anécdotas del día estuvo protagonizada por el dipútado y presidente de la junta provincial de Madrid de Alianza Popular, Carlos Ruiz Soto, que tuvo que asistir al parto de una votante, en la matemidad provincial. La señora sintió las contracciones previas al parto hacia las 8.30 de la mañana, pero no quiso dejar de votar y se dirigió a su colegio electoral. Aunque aún no era la hora oficial de apertura al público de las mesas, los componentes de la que correspondía a la embarazada decidieron adelantarla en cinco minutos para que pudiera ejercer su derecho, antes de traer al mundo a su tercer hijo.

Al cierre de los colegios tan sólo se había registrado un incidente digno de consideración en el conjunto de los de la capital: una falsa amenaza de bomba, a mediodia, en el colegio de los Sagrados Corazones, de la calle Martín de los Heros 91, que provocó el desalojo y la interrupción momentánea de las votaciones.

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