Tribuna:

Cuando 'Seve' susurre en inglés

El golf es, probablemente, el deporte más aristocrático del mundo. El deporte más aristocrático del mundo fue, naturalmente, inventado en Inglaterra. El lugar donde se juega el golf más aristocrático del mundo es el Club de Augusta, situado en una localidad también de ese nombre, que se alza no en medio del verde cegador de la campiña inglesa, sino a un golpe de autobús de la aldea natal del ex presidente Carter, en un hondón remoto del Estado de Georgia, Profundo Sur de los Estados Unidos.En ese marco, en el que todo lleva etiqueta de privilegio, se celebra desde de ayer el Masters, al...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El golf es, probablemente, el deporte más aristocrático del mundo. El deporte más aristocrático del mundo fue, naturalmente, inventado en Inglaterra. El lugar donde se juega el golf más aristocrático del mundo es el Club de Augusta, situado en una localidad también de ese nombre, que se alza no en medio del verde cegador de la campiña inglesa, sino a un golpe de autobús de la aldea natal del ex presidente Carter, en un hondón remoto del Estado de Georgia, Profundo Sur de los Estados Unidos.En ese marco, en el que todo lleva etiqueta de privilegio, se celebra desde de ayer el Masters, algo así como el campeonato de campeonatos para los norteamericanos, que se consideran los campeones de campeones y son más ingleses que los ingleses puestos a imitar ceremoniales, un poco como si en realidad fueran japoneses.

Más información

Los miembros del club visten de riguroso blazer y corbata por tórrida que sea la estación, la decoración de las instalaciones va igual de rigurosamente uniformada de verde, y la naturaleza curriple con su deber haciendo juego. Un aviso junto a la puerta trasera de la cocina advierte con la misma precisión que "sólo debe hablarse por encima del umbral de un susurro" y los espectadores, amedrentados si no convencidos, hacen que sus palabras se apaguen en murmullos durante la semana que duran los festejos del Masters.

Severiano Ballesteros, al que la Prensa deportiva británica ha adoptado como eÍl auténtico sucesor de Manolo Santana, ha perfeccionado mucho su inglés en los últimos tiempos, como no deja de señalar complacido The Times. La actitud de la Prensa norteamericana es mucho más reticente y el hecho de que Seve venciera en este mismo torneo en el año 1980, no ha calado lo suficiente para que se vea al santanderino más que como a un pequeño portento de cuya longevidad previsible faltan pruebas concluyentes.

Los progresos del golfista español en la lengua de Shakespeare posiblemente le permitan entenderse este año, mejor si cabe aún que en el pasado, con árboles, pradera, instalaciones y servicio, porque para convencer en Augusta es tan importante hablar inglés apenas por encima del umbral de un susurro como realizar cualquier proeza con el putt en la mano.

Archivado En