El abrazo entre Felipe González y Luis Gómez Llorente puso fin a la Conferencia de Organización del PSOE

"Todo el mundo está satisfecho". Esta frase la pronunciaban ayer, después de que Felipe González clausurara la Conferencia de Organización del PSOE, tanto los políticos Luis Gómez Llorente y Pablo Castellano como los mayoritarios Carmen García Bloise y Guillermo Galleote. Así se resumía el final de un encuentro que se inició rodeado de tensiones, que discurrió entre consensos y enfrentamientos y que terminó "sin vencedores ni vencidos", según la impresión general. En estos tres días, el Partido Socialista Obrero Español ha acordado proponer al Comité Federal que el partido se abra paulatinamen...

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"Todo el mundo está satisfecho". Esta frase la pronunciaban ayer, después de que Felipe González clausurara la Conferencia de Organización del PSOE, tanto los políticos Luis Gómez Llorente y Pablo Castellano como los mayoritarios Carmen García Bloise y Guillermo Galleote. Así se resumía el final de un encuentro que se inició rodeado de tensiones, que discurrió entre consensos y enfrentamientos y que terminó "sin vencedores ni vencidos", según la impresión general. En estos tres días, el Partido Socialista Obrero Español ha acordado proponer al Comité Federal que el partido se abra paulatinamente a nuevos afiliados, que se reconozcan las corrientes de opinión, que el partido se armonice con el Estado de las autonomías y, finalmente, que cada delegado en los congresos signifique un voto, excepto para la elección de la ejecutiva

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.A lo largo de toda la mañana de ayer, los 120 participantes en la conferencia debatieron el último punto del orden del día, la Preparación y representación en los congresos. Se encontraron tres posturas: por un lado, Joaquín Leguina y Joan Garcés, partidarios de que los congresos cada delegado signifique un voto, cualquiera que sea la votación; por otro, Luis Gómez Llorente, el líder de los críticos, quien defendió la votación individual, salvo para la elección de la comisión ejecutiva, la de la mesa de los congresos y la aprobación o rechazo de la labor efectuada por la ejecutiva saliente; por último, Manuel Chaves, partidario del voto individual siempre que se contara con el respaldo del 20% de los delegados.

La primera y la segunda de estas propuestas fueron aceptadas con la mayoría suficiente para que ambas se sometan al criterio del Comité Federal, aun sin fecha fija, pero cuya celebración se efectuará después de las elecciones municipales, según adelantó la secretaria de Organización, Carmen García Bloise. La tercera, la de Chaves, recibió numerosas muestras de descontento y fue rechazada.

Hasta ahora, las votaciones en los congresos se celebraban por delegaciones, y éstas eran elegidas por el sistema mayoritario, por lo que la voz de las minorías quedaba silenciada. En el 29º Congreso de 1981, los críticos se negaron a participar precisamente por la rigidez de estas normas, y se produjeron votaciones con el 100% de los votos, resultado no muy habitual en los partidos pluralistas y democráticos. "Hemos enriquecido el debate y la participación", diría después, en conferencia de Prensa, el presidente de la mesa, José Martínez Cobos.

Diez minutos antes de que la conferencia terminara formalmente, el presidente del Gobierno y secretario general del partido, Felipe González, pronunció unas palabras de saludo, "palabras pocas, pero todas ellas con peso", según Martínez Cobos, quien comentaría otras de Felipe González, según las cuales "la prueba de que la conferencia se haya desarrollado perfectamente y haya concluido con éxito sin la presencia del secretario general dan muestra de la madurez alcanzada por nuestro partido". Tras estas palabras, González hizo un llamamiento a la responsabilidad que actualmente tiene el PSOE contraída con la sociedad española, según comentó Martínez Cobos. Un abrazo entre Felipe González y Gómez Llorente puso punto final a la conferencia, en medio de los aplausos generalizados. El presidente González sólo asistió a la clausura, pero recibió información puntual de todo lo sucedido a lo largo de los tres días a través de Carmen García Bloise y de Alfonso Guerra.

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Al final, todo eran sonrisas y muestras de satisfacción, sobre todo por parte de los críticos de las provincias, ya que si en Madrid han sido tolerados con benevolencia por la dirección, "en las agrupaciones provinciales nos han hecho la vida imposible a quienes discrepábamos", comentaba un crítico de la periferia. El reconocimiento formal del derecho a discrepar pone fin a este tipo de situaciones. Gómez Llorente manifestaba a los periodistas su convencimiento de que la conferencia ha significado un "paso importantísimo" para el PSOE y que el partido salía de ella mucho más fuerte. "Nos preocupaba mucho más no poder participar en los debates ideológicos que en la elección de la ejecutiva", dijo. "Por eso hemos defendido el voto individual en los congresos, porque así quedará reflejada en las resoluciones la opinión mayoritaria y la opinión discrepante". "Estos tres días han sido un ejemplo de tolerancia política recíproca", prosiguió el líder de los críticos, "y no creo que los acuerdos se hayan logrado por la circunstancia coyuntural de que el Gobierno sea socialista, sino porque el PSOE se asienta sobre un gran proyecto histórico".

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