La sequía prolongada provoca una grave carencia de agua en la mayoría de las cuencas españolas

La sequía que comenzó en España en junio de 1980 va camino del tercer año ininterrumpido de persistencia, y hace que el estado hidrológico del país sea realmente grave, ya que los embalses se encuentran muy por debajo de su capacidad y sin perspectivas de Poder recuperar un nivel aceptable.

La situación, en lo que va de año, es, según han manifestado a Efe, peor que la registrada en 1980, con un continuo descenso de las aguas embalsadas. A esto hay que unir la falta de lluvias -excepto en Galicia y cornisa cantábrica- durante los últimos meses, y de nieve en las zonas montañosas andaluz...

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La sequía que comenzó en España en junio de 1980 va camino del tercer año ininterrumpido de persistencia, y hace que el estado hidrológico del país sea realmente grave, ya que los embalses se encuentran muy por debajo de su capacidad y sin perspectivas de Poder recuperar un nivel aceptable.

La situación, en lo que va de año, es, según han manifestado a Efe, peor que la registrada en 1980, con un continuo descenso de las aguas embalsadas. A esto hay que unir la falta de lluvias -excepto en Galicia y cornisa cantábrica- durante los últimos meses, y de nieve en las zonas montañosas andaluzas, lo que impide que los deshielos de primavera mejoren el abastecimiento de los ríos.Por lo que se refiere a la agricultura, se puede hablar de un año normal, con la siembra hecha y a la espera de las lluvias de febrero o primavera, aunque las perspectivas en este sentido no son demasiado optimistas.

Los embalses españoles se encuentran, en su conjunto, al 45,70% de su capacidad total, según datos facilitados a Efe por la Dirección General de Obras Hidráulicas.

Frente a los 41.037 hectómetros cúbicos de capacidad que tienen los embalses, éstos cuentan, en estos momentos, únicamente con 18.174 hectómetros disponibles.

Un año agrícola relativamente normal

En los embalses del Tajo, del Guadiana y del Guadalquivir, quizá los que con mayor rigor sienten la falta de agua, la situación es la siguiente: En el Tajo, frente a los 10.175 hectómetros cúbicos de capacidad" se cuenta con 4.135. En el Guadiana hay 1.047 hectómetros cúbicos, frente a los 4.095 de capacidad, y en el Guadalquivir hay disponibles 1.302 hectómetros cúbicos frente a los 4.970 que podría haber.

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"El año agrícola va bien, dentro de lo normal, puesto que las heladas y nieblas nocturnas que han caracterizado los últimos meses no son malas para los cereales", ha manifestado a Efe Lorenzo Garcia de Pedraza, jefe del departamento de Meteorología Agrícola del Instituto Nacional de Meteorología.

"La sequía que se inició en junio de 1980", añadió, "continúa todavía y no parece que vaya a desaparecer. Sin embargo, desde el punto de vista agrícola y ganadero, las lluvias de octubre y noviembre proporcionaron humedad a las tierras y se pudo hacer la siembra de cereales y la otoñada, ya que, aunque no ha llovido últimamente, salvo en la comisa cantábrica y Galicia, se está reciclando el vapor de agua que sube durante el día y se deposita en rocío durante la noche. Ahora se está a la espera de las lluvias de final del invierno.

Por lo que respecta al nivel hidrológico, el problema es especialmente grave en las cuencas del Guadalquivir y del Genil, puesto que no hay nieve en las montañas como reserva para los deshielos de primavera que abastecen los ríos.

Unicamente se puede hablar de una buena situación en las cuencas del Pirineo, del Ebro, en la cornisa cantábrica y en Galicia. La cuenca del Tajo se encuentra con la siembra hecha y a la espera de las ansiadas y deseadas lluvias de marzo o abril y con una importante falta de agua en los embalses.

Las cuencas andaluzas del Guadalquivir y del Genil tienen una situación parecida, con la siembra hecha y esperando lluvias definitivas, pero con una desventaja, y es que, como es un clima más cálido, los ciclos del cereal se producen dos meses antes respecto a otras zonas del país y necesitaban las lluvias para el mes de febrero.

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