Narcisismo de Antonio Gala

En el último acceso de delirium tremens narcisista y autoalcohólico que le conocemos, el señor Gala -don Antonio- se dice a sí mismo: "Cuántas veces se habrá hablado de mi contundente capacidad de ataque, de mi ferocidad dialéctica, de mi extraordinaria habilidad para ridiculizar", etc. Siguiendo al pie de la letra el adagio wildeano "Si los demás no hablan bien de -mí, tendré que hacerlo yo mismo", y añadiéndole una coletilla personal "... Simulando que lo hacen los demás".Sinceramente, hablar de sí mismo con esa unción revela minoría de edad -afectiva, intelectual- y egocentrismo quin...

En el último acceso de delirium tremens narcisista y autoalcohólico que le conocemos, el señor Gala -don Antonio- se dice a sí mismo: "Cuántas veces se habrá hablado de mi contundente capacidad de ataque, de mi ferocidad dialéctica, de mi extraordinaria habilidad para ridiculizar", etc. Siguiendo al pie de la letra el adagio wildeano "Si los demás no hablan bien de -mí, tendré que hacerlo yo mismo", y añadiéndole una coletilla personal "... Simulando que lo hacen los demás".Sinceramente, hablar de sí mismo con esa unción revela minoría de edad -afectiva, intelectual- y egocentrismo quincallero. Ahora bien, lo peor de creerse centro o eje de la vida no es acertar, sino equivocarse.

Porque es entonces cuando los demás no ven lo prodigioso y mítífico que es uno, cuando ese uno vanamente enrabietado, tiene que exhibir marchaconamente y a destiempo sus creídas virtudes en esos lamentables tour deforce que nos infiere semanalmente el señorito en fórma de artículos.

Un consejo: sí, no quieres, Antonio, acabar como la Lola Flores, olvídate de tu ombligo, salta la tapia de tu jardín y pregunta a tu vecino, interésate por las personas y estudia sus vidas: es el principio de la -auténtica- creación artística / .