Rosón y Oliart( ... )

Llevaba diez días recorriendo algunas redacciones el documento-organigrama, supuestamente policial, que acaba de reproducir un diario madrileño. Más que las revelaciones, enormemente confusas y en gran medida inexactas, de ese documento, su publicación ha logrado descubrir ante el gran público el deterioro de las relaciones entre dos ministros del Gobierno, Oliart y Rosón, de Defensa e Interior, respectivamente. Nada más publicarse el organigrama, el Ministerio de Defensa ha enviado el asunto al fiscal togado del Consejo Supremo de Justicia Militar, por considerarlo injurioso para las instituc...

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Llevaba diez días recorriendo algunas redacciones el documento-organigrama, supuestamente policial, que acaba de reproducir un diario madrileño. Más que las revelaciones, enormemente confusas y en gran medida inexactas, de ese documento, su publicación ha logrado descubrir ante el gran público el deterioro de las relaciones entre dos ministros del Gobierno, Oliart y Rosón, de Defensa e Interior, respectivamente. Nada más publicarse el organigrama, el Ministerio de Defensa ha enviado el asunto al fiscal togado del Consejo Supremo de Justicia Militar, por considerarlo injurioso para las instituciones militares. Y el Ministerio del Interior, con la boca pequeña, ha desmentido con inercia oficial que la Brigada Antigolpe hubiera elaborado, ni siquiera como hipótesis de trabajo, tal esquema.La personalidad de Rosón, al frente de un departamento que sólo puede medir su eficacia en resultados, es muy diferente a la de Oliart, hombre de indecisiones pertinaces. Rosón desearía que se detuviera, al menos, a una docena de sospechosos, mientras Oliart ha elegido la estrategia de rotar, mediante traslados urgentes y forzosos a nuevos destinos, a algunas personalidades castrenses afectadas por ciertos indicios. Una rotación de puestos podría convertirse en una de las medidas más eficaces, tanto para frenar el desarrollo de una trama golpista como para facilitar la vigilancia de personas concretas.

La investigación sobre el golpe del 27-0 sigue su curso, como reconocía ayer mismo Oliart, quien anunciaba que en algunas capitanías generales va a llegarse muy al fondo del asunto. Y aunque aún no habrían llegado datos concretos a la mesa del ministro, en cuanto lleguen se harán públicos. Sobre la sentencia de la Audiencia Territorial de Madrid que permite a Tejero Molina ser candidato por Solidaridad Nacional a estas elecciones, Oliart, como jurista, la acata, aunque no esté, como político, de acuerdo con ella.

Quien ha dado un paso hacia su propio futuro, un paso previsible y extrañamente aplazado hasta ahora, ha sido el director de la Seguridad del Estado, Laína, quien se ha desprendido de la disciplina centrista para ofrecer un perfil independiente. Laína va a moverse en política, a partir del mes próximo, sobre el pedestal del Gobierno de subsecretarios que él improvisó y presidió durante el tejerazo. En un medio cercano a la Moncloa se nos decía anoche que Laína es posiblemente uno de los pocos miembros de UCD que sale, además de políticamente ileso, publicitariamente favorecido de su paso por la Administración centrista.

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20 de octubre

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