El presidente de la JUJEM censura la utilización de fuerzas militares contra sus jefes

El presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor (JUJEM), teniente general Alvaro Lacalle Leloup, manifestó ayer en un acto estrictamente militar que tuvo lugar en el Regimiento Antiaéreo 71, del Ejército de Tierra (de guarnición en Madrid), que "si alguien pretende utilizar las fuerzas contra sus propios jefes causa un daño gigantesco a las Fuerzas Armadas y a España", según informaba Europa Press, que cita fuentes castrenses.El teniente general Alvaro Lacalle manifestó que, "tomando pie en estas situaciones dudosas, hay plumas insidiosas que atacan al Ejército en general, a las Fuerzas Arm...

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El presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor (JUJEM), teniente general Alvaro Lacalle Leloup, manifestó ayer en un acto estrictamente militar que tuvo lugar en el Regimiento Antiaéreo 71, del Ejército de Tierra (de guarnición en Madrid), que "si alguien pretende utilizar las fuerzas contra sus propios jefes causa un daño gigantesco a las Fuerzas Armadas y a España", según informaba Europa Press, que cita fuentes castrenses.El teniente general Alvaro Lacalle manifestó que, "tomando pie en estas situaciones dudosas, hay plumas insidiosas que atacan al Ejército en general, a las Fuerzas Armadas, porque citan nombres de compañeros nuestros perfectamente cumplidores de su deber, como nos consta a todos, echando insinuaciones sucias sobre ellos".

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El presidente de la JUJEM, contra las plumas insidiosas que atacan al Ejército"

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Durante el acto celebrado en el Regimiento Antiaéreo 71, del Ejército de Tierra, donde se encuentra internado el teniente coronel Crespo Cuspinera, procesado recientemente por su presunta implicación en los preparativos del golpe de Estado previsto para el 27 de octubre, el presidente de la JUJEM, teniente general Alvaro Lacalle, se pronunció contra de "las plumas insidiosas que atacan al Ejército en general, a las Fuerzas Armadas, porque citan nombres de compañeros nuestros perfectamente cumplidores de su deber, como nos consta a todos, echando insinuaciones sucias sobre ellos".

"Es un problema", añadió, "que nos preocupa a todos, que nos ofende a todos. Empezando por el Rey, que me consta, por el ministro, por mi, por toda la Junta de Jefes, y por todos los mandos superiores del Ejército. Contra. estas acciones hay que hacer cuanto esté en nuestra mano. En la vía legal, que ya están haciéndose, en la parte que procede con arreglo a la ley, y en otras muchas acciones que no están ahí. Lo que nunca tenemos que hacer es picar, haciendo lo que los provocadores quieren: medidas aparentes que luego se vuelven contra nosotros. Tenemos que hacer lo que es eficaz para sacar fruto a favor de las Fuerzas Armadas y de España".

Posteriormente se refirió a los últimos acontecimientos militares en los siguientes términos: "Quiero recalcar una vez más, porque lo hago siempre, la importancia de los valores morales, que son, sin duda, los primeros. Es muy importante el material, la organización, el adiestramiento de las fuerzas, pero mucho más importante son los valores morales: el espíritu de sacrificio por la Patria, la unión férrea entre todos los componentes de las Fuerzas Armadas, que sólo puede estar basada, para ser total, en la más perfecta disciplina".

"Disciplina", añadió, "que es el arma de los Ejércitos, la raíz de su fuerza, si no, ya no seremos para España el instrumento que necesita para garantizar su independencia, su integridad, su unidad y, en una palabra, su paz exterior e interior, misión altísima, sacrosanta, a la que estamos consagrados y nos lo encomienda todo el ordenamiento legal, empezando por la Constitución".

"No hay que hacer", dijo Lacalle, "el juego a las provocaciones, sea terrorista de plumas sucias, o de cualquier otro color. A nosotros, la parte que nos corresponde es reforzar nuestra unidad y disciplina, que es lo que tratan de romper precisamente. Que vean que, cuanto más intenten quebrar nuestra unidad más sólida es cada vez. Están haciendo una labor, incluso, contraproducente para lo que ellos buscan". "El cumplir perfectamente el deber no basta, aunque lo parezca. Nosotros somos conductores de hombres, y respondemos a todos nuestros subordinados, y nuestra preocupación por las virtudes morales no puede ser juego personal. Tenemos que inculcarlas y que todos las tengan: todos los mandos inmediatos, los intermedios, hasta el último soldado, esos soldados que contínuamente están llegando a nuestras filas y por los que el trabajo sobre ellos no puede terminar nunca. La primera obligación de un militar es esa, y el que no lo haga así no ha entendido su profesión".

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