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Guillermo Cabrera Infante

apostó por la literatura española y por el resurgir imparable del castellano al presentar, el miércoles por la noche, la novela Retrato de humo, última obra del jefe de Cultura de EL PAIS, Juan Cruz Ruiz. Entre bromas y veras, Cabrera Infante diseñó un panorama literario que, en efecto, parecía de buen augurio, cosa que dicha, por el autor de Tres tristes tigres o La Habana para un infante difunto, cubano nacionalizado brjtánico y dueño de un magistral dominio del idioma, tiene especial significación. Tarde en la tarde (o temprano en la noche, pues de ambas maneras se expr...

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apostó por la literatura española y por el resurgir imparable del castellano al presentar, el miércoles por la noche, la novela Retrato de humo, última obra del jefe de Cultura de EL PAIS, Juan Cruz Ruiz. Entre bromas y veras, Cabrera Infante diseñó un panorama literario que, en efecto, parecía de buen augurio, cosa que dicha, por el autor de Tres tristes tigres o La Habana para un infante difunto, cubano nacionalizado brjtánico y dueño de un magistral dominio del idioma, tiene especial significación. Tarde en la tarde (o temprano en la noche, pues de ambas maneras se expresaría Guillermo Cabrera en tal ocasión), se reunieron para escuchar al escritor cubano y al canario Juan Cruz dos centenares de pers6nas, entre los que se encontraban académicos como Antonio Tovar, Fernando Lázaro Carreter y Carlos Bousoño, políticos como Antonio de Senillosa y Manuel Azcárate; el juez Clemente Auger y el fiscal Jesús Vicente Chamorro, e innumerables escritores, artistas y periodistas.

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