Tribuna:

Problema arbitral

El día en que desaparezca el probléma arbitral habrá muerto el fútbol. No hay población española que no tenga entre sus negros recuerdos balompédicos la imagen de un colegiado. Al bueno de Pedro Escartín aún le mientan en Alcoy y hace casi medio siglo que se enfadaron con él. En Barcelona todavia es un insiilto el grito de ¡Guruceta!. Y también ha llovido desde aquél penalti que no existió.La cuestión arbitral no tendrá jamás solución pese a los múltiples ensayos realizados. La designación, el sorteo y cuantas fórmulas se inventen serán siempre repudiadas, al cabo de unos meses, por quienes la...

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El día en que desaparezca el probléma arbitral habrá muerto el fútbol. No hay población española que no tenga entre sus negros recuerdos balompédicos la imagen de un colegiado. Al bueno de Pedro Escartín aún le mientan en Alcoy y hace casi medio siglo que se enfadaron con él. En Barcelona todavia es un insiilto el grito de ¡Guruceta!. Y también ha llovido desde aquél penalti que no existió.La cuestión arbitral no tendrá jamás solución pese a los múltiples ensayos realizados. La designación, el sorteo y cuantas fórmulas se inventen serán siempre repudiadas, al cabo de unos meses, por quienes las aprueban. Pero al margen de estas cuestiones en las que la clase arbitral será siempre víctima inocente, en el Comité Nacional español hay manejos que colaboran eficazmente a la permanecia de una situación escasamente satisfactoria.

Desde el Comité de designación ha habido que variarle el rumbo alguna vez a José Plaza. El presidente de los árbitro ha sido puesto en cuarentena, en alguna ocasión, por el presiderite del Comité de Competición. Las protestas de ciertos colegiados por la escasa o nula aplicación del Reglamento de la Organización Arbitral (ROA) únicamente han servido para su propia condena. Ahí está el caso de De Sosa que ha sido descendido a segunda división tras haber sido candidato a la presidencia de Plaza. A Condón, Uríz lo pasaron por la piedra hace un año. Los ascensos y descensos son, en repetidas ocasioiies, auténticos cambalaches. Los baremos que maneja Plaza están excesivamente condicionados por el amiguismo.

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