Cartas al director

Tragicomedia política

La inmensa mayoría de los españoles nos hallamos profundamente confusos y expectantes ante la política actual desarrollada por algunos de nuestros elegidos en su día padres de la patria. La aparición sorpresiva de nuevos partidos -al menos, cinco-, así como las respectivas idas y venidas de unos a otros, están dando al pueblo soberano la desagradable sensación de una gran falta de seriedad; simultaneamente, dejan al descubierto, para ser captadas por el más lego en la materia, ciertas ambiciones personales, vanidades y resentimientos por parte de los protagonistas y demás personajes de esta tr...

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La inmensa mayoría de los españoles nos hallamos profundamente confusos y expectantes ante la política actual desarrollada por algunos de nuestros elegidos en su día padres de la patria. La aparición sorpresiva de nuevos partidos -al menos, cinco-, así como las respectivas idas y venidas de unos a otros, están dando al pueblo soberano la desagradable sensación de una gran falta de seriedad; simultaneamente, dejan al descubierto, para ser captadas por el más lego en la materia, ciertas ambiciones personales, vanidades y resentimientos por parte de los protagonistas y demás personajes de esta tragicomedia política, cuyo título más acertado sería el de "Bla, bla, bla", y cuyo argumento, con su correspondiente exposición, nudo y desenlace, se lo saben ya de memoria todos los ciudadanos de este país, por haberlo visto representado en otras desgraciadas ocasiones de la historia. Un pensamiento común anida en el cerebro de todos los españoles de buena voluntad ante tanto vaivénPasa a la página 13 Viene de la página 12

político surgido en, vísperas de elecciones, y es el de que fueren quienes fueren y tuvieren el privilegio de ser legítimos dirigentes en su día de esta democracia, que tan bien ganada y no menos merecida se la tiene este sufrido pueblo, que de una vez por todas pongan en práctica los tres principios básicos e imprescindibles para el buen gobernar, como son: valor, honestidad e inteligencia, excelsas cualidades que, afortunadamente, poseen muchos de nuestros políticos actuales, pero que, desgraciadamente, no las practican muy a menudo, para desventura de los ciudadanos, que, a pesar de todo, las esperan siempre de sus gobernantes. /

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