Entrevista:

"La única posibilidad de aire fresco en este país es el PSOE"

Alfonso Guerra trata de restar importancia a sus actividades. Rechaza que sea él quien esté elaborando las listas de futuros altos cargos. Rechaza, también, que él controle un importante aparato de partido. Sin embargo, y aunque prefiera no entrar en el tema, hablando con él se obtiene la impresión de que su futuro tras las elecciones seguirá siendo importante, y que su control directo del partido podría simultanearse con tareas de gobierno: "Cuando se llega al poder, el partido se vuelca en el Gobierno". Por primera vez en mucho tiempo, Alfonso Guerra abordó extensamente, en su conversación c...

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Alfonso Guerra trata de restar importancia a sus actividades. Rechaza que sea él quien esté elaborando las listas de futuros altos cargos. Rechaza, también, que él controle un importante aparato de partido. Sin embargo, y aunque prefiera no entrar en el tema, hablando con él se obtiene la impresión de que su futuro tras las elecciones seguirá siendo importante, y que su control directo del partido podría simultanearse con tareas de gobierno: "Cuando se llega al poder, el partido se vuelca en el Gobierno". Por primera vez en mucho tiempo, Alfonso Guerra abordó extensamente, en su conversación con EL PAIS, los grandes temas que se plantearán en España dentro de no muchos meses, si el PSOE domina en el Parlamento.Pregunta. Ahora que se barajan, como conceptos antagónicos, la mayoría natural que esgrime el señor Fraga, y la mayoría para el cambio de la que habla el PSOE, quizá fuese conveniente comenzar concretando en qué consiste ese concepto, algo inconcreto, de mayoría para el cambio.

Respuesta. Aquí se esta realizando una política de hechos consumados, que yo rechazo, con lo que va o no a hacer el partido sociabsta. Nosotros creemos que, hoy, la gente en España quizá no sepa exactamente lo que hay que hacer, pero sí sabe lo que no quiere. No quiere continuar con la situación que hay, la gente está harta dejo que ha representado UCD en sus distintos Gobiernos. Necesita que se le ofrezca una nueva manera de hacer política, de enfrentarse a los problemas, de discutir, de ofrecer participación a la gente, de información pública... Hoy día, esa necesidad de que cambien las cosas -expresada muy claramente en Andalucía-, se identifica, más que con nadie, con el PSOE. Nosotros, si ganamos las elecciones, no quisiéramos monopolizar la acción del Gobierno. No quisiéramos tener una exclusiva por haber estado en el partido que haya podido triunfar, sino que quisiéramos que se incorporara a esa tarea de cambio todo el mundo que sintiera una atracción por ella. Queremos que no quede nadie con capacidad intelectual, con voluntad, con sentimiento de cambio que -se quedara en su casa porque nadie le da participación. Eso no tiene nada que ver con ir a las elecciones con el partido A o con el B. Nosotros no vamos a ir con ningún partido a las elecciones, que quede absolutamente claro. No vamos a hacer pactos electorales con nadie.

No vamos a hacer ningún pacto electoral con el PAD, por ejemplo..Otra cosa es que personalidades que estaban en UCD y que, en su tiempo, no ahora, sino antes, decidieron salir porque veían un retroceso en la marcha de lo que ellos pensaban que era el centro se incorporen a nuestra idea. Nosotros no vamos a pedir el pedigrí de quienes quieran unirse a ese proyecto autónomo socialista

P. Quizá, más que de los pacto preclectorales, interese hablar di los poselectorales. ¿Qué papel jugaría, por ejemplo, un partido como el CDS de Adolfo Suárez en estos posibles pactos?

R. Nuestro proyecto es el de sacar una cantidad de votos que nos permita gobernar sin necesidad de ningún pacto. Aunque no somos tan utópicos como para no estudiar otras alternativas. Nuestro objetivo es no tener necesidad de pactar por cuestiones de número en el Parlamento. De todos modos, en este momento es difícil saber con quién se puede gobernar, no sabemos lo que va a salir del centro. El panorama se está convirtiendo en una cosa de locos, donde Lavilla habla de que UCD es el centro-centro, como si se háblase de que tal producto es café-café. A este paso, Suárez saldrá diciendo que ellos son el centro-centro-centro... Adolfo Suárez tiene necesidad de buscar una posición que le distancie de UCD, y ha elegido una difícil de rebatir: la de que, gane quien gane, aunque sea el PSOE -y él se encargó de asustar al pueblo español en 1979 con la posibilidad de una victoria del PSOE-, él facilitará. que se pueda gobernar. Desde el punto de vista electoral, tiene cierta inteligencia esta posición, pero no tiene ninguna correlación con conversaciones con nosotros o algo similar. Yo, desde luego, no he contemplado que, al día siguiente de las elecciones, pueda haber un acuerdo entre un grupo como el de Suárez y nosotros.

P. ¿Se ha llegado a contemplar en la ejecutiva del PSOE un posible pacto, poselectoral con UCD, para enfrentar la mayoría para el cambio a la mayoría natural que predica Fraga?

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R. No. Es que en la mayoría natural también está UCD. Lo que ocurre es que hoy no son mayoría natural, sino minoría natural. O solamente natural. Que el señor Lavilla, el señor Oscar Alzaga, el señor Herrero de Miñón, el señor Fraga, estén en un solo paquete, parece más natural que estén rotos. Lo que pasa es que no son mayoría, van a ser minoría. Probablemente, esa agrupación se va a dar posteriormente, no digo que anteriormente, a las elecciones, va a ser casi inexorable.

P. La oferta electoral socialista, ¿incluye la presencia de independientes en las listas?

R. Ese es otro hecho consumado que está rodando por ahí. ¿Por qué van a ir esos independientes en las listas electorales? ¿Por qué no pueden ocupar algunos de los tantos y tantos cargos públicos que se derivan de un. triunfo electoral? De un triunfo electoral se derivan aproximadamente cuatro mil cargos -no sé de dónde salen esos siete mil cargos de que se habla por ahí-. ¿Que si yo he hecho la lista de esos cuatro mil? La respuesta es no.

Este es un partido mucho más complicado de lo que parece, y la gente tiene micho que decir dentro de él. Lo que sí es verdad es que yo soy poco partidario de la improvisación en temas que afecten a muchas personas, y, tras las elecciones, habrá 38 millones de personas afectadas. No podemos decir al día siguiente de haber ganado que vamos a empezar a pensar en listas para gobernadores civiles; es posible que ya haya quinientas personas seleccionadas en las que se puede pensar para gobernadores civiles. Pero las listas no dependen de mí, sino de quien vaya a ser presidente del Gobierno.

P. El programa que está haciendo ahora mismo el PSOE, ¿acaba con el desencanto en este país?

R. El objetivo no es sólo acabar con el desencanto, sino ilusionar a un montón de millones de españoles en una tarea que puede salir mejor o no tan bien, pero que nosotros creemos que merece, la pena. Yo estoy habituado a rodearme de personas que trabajan con ordenadores, con la realidad fría. Yo siempre intento suministrar una especie de espíritu imaginativo a los datos: la capacidad política está en barajar esos datos objetivos, que están ahí, al margen de quien gobierna. Y eso crea un factor multiplicador de riqueza nacional material, espiritual, de ilusión colectiva.. En la historia de muchos países se ha dado ese momento. Otras veces ha ocurrido que, después de darse muy pronto, ha muerto. Nosotros tendríamos que saber llevar a la gente ese espíritu expansivo de ilusión. No se puede decir que con un plan para cuatro años se va a acabar con todos los problemas de este país, que van a desaparecer los dos millones de parados. Pero sí se puede prometer que se va a acortar la caída del desempleo. Y, si uno consigue, por un sistema de información y de eliminar el miedo a la libertad, incorporar a mucha gente a esa idea, eso puede ser importante. ¿Cómo puede marchar un país cuando se asusta de que un recital de los Rolling Stones pueda estropear la hierba de un campo de fútbol? Es tan miserable el enfoque global que se quiere dar a la sociedad desde los poderes públicos que no se pueden saltar esas vallas, enormes que tenemos delante. Hay que perder el miedo a la libertad, tener cierta audacia, decir la verdad. Así, sacar a la gente del desencanto, no, me parece ni siquiera difícil.

P. ¿Existe ahora esa audacia en el PSOE? Porque una de las principales acusaciones que se hacen contra los socialistas desde ciertos sectores de Ia izquierda y de la juventud es que ha perdido su audacia.

R. En este momento, eso no es cierto. Pero, incluso desde una izquierda radical, se reconoce que, hoy por hoy, la única posibilidad de aire fresco en este país es el PSOE. Yo creo que esa crítica, que puede existir y que. en parte puede estar justificada, está ya superada por la necesidad de que entre una bocanada de aire fresco.

P. Los ejemplos de Francia y Grecia, que resultan éxitos parciales y fracasos parciales, ¿son buenos o malos para la campaña electoral?

R. En las campañas electorales, nosotros no usamos nunca el tema de los ejemplos internacionales. No vamos a usar la que han hecho o no Mitterrand o Papandreu. Otros, probablemente, van a usarlo en nuestra contra -ya lo estamos viendo en algunos artículos, escritos por señores que probablemente tendrían que guardar la pluma y mirarse al espejo, analizando qué clase de política económica han hecho en sus propias, empresas-. Pero la gente cada día se desengaña más. Hay una especie de funcionamiento autónomo en este país que enseña que lo que viene del poder tradicional no tienc crédito, y sí lo tiene, por el contrario, lo que venga del cambio. Con eso contamos nosotros. Por supuesto, a la bancarrota que provocó la derecha, tanto en Francia como en Grecia, es"a la que se enfrenta hoy la izquierda. Así que, a los que jueguen a la contra, se les puede decir que todo ese desastre económico que quieren reflejar, en todo caso es lo que dejó.en herencia la derecha o el llamado centro, en el caso de Grecia.

P. Quisiera que me hablase de tres puntos que pueden resultar delicados en la elaboración del programa de gobierno socialista: uno, el tan traído y llevado de las nacionalizaciones; otro, el del aborto, y un, tercero, el de la reforma militar.

R. Yo no puedo ser portavoz del programa electoral, porque ahora mismo está en discusión y debe ser ratificado por el comité federal, así que sólo puedo dar mi opinión personal. En el tema de las nacionalizaciones, existe una comisión en el partido que las estudia; sobre esto se ha dicho mucho y se sabe por dónde van las cosas. Se ha sacralizado el término nacionalización, que es algo que Franco y la UCD han practicado mucho. No parece que en este país haya ahora mismo una demanda nacionalizadora de la situación económica. Parece, más bien, que se pide una racionalización de todo lo que está nacionalizado en este país, que es un verdadero desastre. El que conozca algo de cómo funciona el organigrama del INI y de las empresas derivadas de este instituto, se queda realmente asustado, porque parece realizado por enemigos del sector público. Hay que entrar con bisturí de círujano en el sector público del país, más que ampliarlo, aunque haya que plantearse seriamente algún tema, como el energético.

En cuanto al aborto, es algo, complejo, que no sé por qué siempre se lleva a las campañas electorales. Lo va a sacar Landelino Lavilla, que ya se ha encargado de decir que harán un programa de respeto a la vida; lo van a sacar los empresarios, que ya han dicho que van a preguntar al PSOE qué piensa del aborto -¿y qué les importa a los empresarios lo que pensemos del aborto, por cierto?-. Yo siempre he dicho que no puede haber nadie proabortista, pero nadie puede ser intrínsecamente antiabortista cuando hay 350.000 mujeres que cada año practican el aborto en España en condiciones infrahumanas. A eso hay que darle

una regulación legal. Pero hay que regularlo más como acción de gobierno que como una discusión electoral.Sobre el cambio en la Administración militar, somos conscientes de que hay una estructura prácticamente intocada en este campo. No parece sensato mantenerlo así en un sistema democrático, así que habrá que estudiar, junto con los militares, directamente implicados, una reforma. Los gobiernos de UCD no han hecho más que cometer errores graves en este aspecto, como los nombramientos recientes, en los que parece que se potencia a los que no sólo no se inclinan por la Constitución, sino que la niegan. O como cuando uno tiene que leer en la Prensa que algunos de los encartados en el intento de golpe del 23 de febrero se sienten discriminados porque están encarcelados en un lugar y no en otro. A mí se me ocurre que los que tienen que sentirse discriminados son los otros presos, que están amontonados, de cuatro en cuatro, en las celdas, y qué celdas... Esos presos podrían hacer la propuesta de que todas las cárceles las decorase Artespaña, como han decorado las de estos señores. Vemos todo esto con normalidad, cuando, en un país sano, la carcajada llegaría a la tercera galaxia. Así que hay que modificar muchas cosas: por ejemplo, un país no puede ordenar sus efectivos con una concepción de enemigo interior, sino de enemigo exterior. Por otro lado, la Administración militar no puede ser un calco de la Administración civil, con la misma estructura de gobernadores, etcétera. Esos cambios beneficiarán tanto a los administrados como a los administradores.

P. El PSOE, ¿ha sondeado hasta qué punto los militares aceptarían de buen grado una victoria electoral socialista?

R. Eso, desde un punto de vista político, ni siquiera se puede plantear. Los que se lo plantean hacen dejación de sus derechos. Estamos en un sistema democrático, donde los partidos hacen ofertas y el pueblo tiene el derecho de inclinarse por la oferta que prefiere. No puede haber una parte de la Administración que se niegue a ello. El planteamiento político no puede existir, no se puede discutir.

P. Sin embargo, una figura como Adolfo Suárez nos dice que existe un peligro real de involución y que la democracia no está asentada en España.

R. Esa es una manera de diferenciarse de la UCD y de Leopoldo Calvo Sotelo. Aunque sea cierto que la democracia, desde luego, no está consolidada, que es frágil por muchas cuestiones, como el terrorismo, la crisis económica o los intentos involucionistas -que siempre son civiles-. A la derecha siempre se le llena la boca diciendo que "caerá todo el peso de la ley" contra los délincuentes. Pero no cae contra los poderosos que están haciendo la involución, y que son civiles.

P. ¿Reabriría el PSOE la investigación sobre la trama civil del golpe del 23-F?

R. El PSOE no tiene que reabrir nada. La trama civil está actuando. Hay gente que lucha contra el sistema democrático, se puede leer incluso en algunas publicaciones. Cuando se sale de la situación democrática hay que actuar. ¿Si se cerrará algún periódico? Evidentemente, cuando hay alguien que actúa contra la legalidad vigente, esa legalidad tiene que actuar contra ese alguien, contra el periódico

P. Los empresarios acusan al PSOE de no tener, o al menos de esconder, un programa económico. Lo cierto es que mucha gente se pregunta en qué se va a diferenciar la economía de este país una vez que hayan ganado los socialistas.

R. Aunque hiciéramos un millón de ejemplares del programa económico para cada dirigente de la CEOE, nos seguirían acusando de lo mismo. Porque son ellos los que esconden nuestro programa, no les interesa decir que lo conocen. Pero eso forma parte de la dialéctica. En cuanto a las diferencias en la economía si ganamos, es cierto que las habas están contadas y que la frialdad de los datos es inamovible. Eso es verdad, pero no toda la verdad. Los problemas que son muy difíciles, son muy difíciles para todos. Vamos a encontrarnos con una situación de paro -UCD se encontró con 700.000 parados, y ya vamos por dos millones-, que es un problema grave para UCD y lo será para el PSOE. Pero hay otros muchísimos temas que sí se pueden resolver, que no son tan graves y que no se han resuelto, no sé si por incompetencia o porque no se han querido resolver.

P. ¿Por ejemplo?

R. Hay muchísimos. Por ejemplo:Ja Seguridad Social. Hay que hacer una reforma de la Seguridad Social, que no es tan dificil. Tal vez no podamos hacer un modelo, pero sí reducir la catástrofe. Otro ejemplo: una ley de incompatibilidades, de la que siempre dice el Gobierno que es el chocolate del loro, que eso no resuelve la crisis económica; puede que no, pero tiene un valor enorme de moralización para el país. Si se crean incompatibilidades serias...

P. Hay quien dice que la reforma y moralización de la Administración pública es el gran reto que tiene planteado el PSOE. ¿Qué plazo se dan los socialistas para reformar la Administración?

R. El plazo que nos damos para todas las reformas que pretendemos realizar es el de la legislátura, cuatro años. Claro que eso incluye medidas a corto plazo -los famosos cien días-, a medio plazo y a largo plazo. La reforma de la Administración va a ser difícil, pero, si no se intenta, ¿cómo se va a hacer? Si nosotros prevemos unos objetivos de cambio del ciento por ciento, y se logra un setenta por ciento, algo hemos logrado, mientras que los de UCD ni siquiera se lo han planteado, diciendo siempre que eso era estrellarse contra el muro.

P. Caso de ganar las elecciones los socialistas, ¿se producirá un aumento de la huelga de inversiones y de la fuga de capitales? ¿Cómo controlará el PSOE ambos fenómenos?

R. Eso siempre existe, incluso cuando no se vislumbra un cambio de Gobierno. Siempre hay personas que sienten temor ante un cambio socialista. En la mayoría de los casos, ese temor es absolutamente infundado. Aquí no se trata de hacer ningún tipo de aquelarre con nadie. Pero también hay un sector, muy minoritario, que tiene fundamentos para asustarse: los que adulteran el aceite, los que fundan una inmobiliaria fraudulenta y se van al extranjero con el dinero, ésos tienen motivos para asustarse. Yo, desde luego, tengo algunas ideas, que perderían el efecto si se anunciasen ahora, para evitar la fuga de capitales. Son ideas dificiles de aplicar, pero son imaginativas, no tienen precedente y podrían crear una situación de gratificación popular. Que es lo importante.

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