Desnudos en la playa

En esta sección, Miguel Soto (véase EL PAÍS de 3 de agosto de 1982) intenta dar lecciones de moral al personal veraneante, para que en sus vacaciones no caiga en tentaciones pecaminosas, poniéndose desnudo para tomar el agua, el sol y al aire marino (con lo bien que sientan a toda la piel y al cuerpo estos placeres naturales), y pone como ejemplo de "oasis de moral y buen ambiente familiar las playas de El Puerto de Santa María". Yo tengo que decirle a Miguel Soto que si son "muchos los padres de familia preocupados por la proliferación del desnudo en las playas", más somos las personas intere...

En esta sección, Miguel Soto (véase EL PAÍS de 3 de agosto de 1982) intenta dar lecciones de moral al personal veraneante, para que en sus vacaciones no caiga en tentaciones pecaminosas, poniéndose desnudo para tomar el agua, el sol y al aire marino (con lo bien que sientan a toda la piel y al cuerpo estos placeres naturales), y pone como ejemplo de "oasis de moral y buen ambiente familiar las playas de El Puerto de Santa María". Yo tengo que decirle a Miguel Soto que si son "muchos los padres de familia preocupados por la proliferación del desnudo en las playas", más somos las personas interesadas en practicarlo. Y además no nos vale su ejemplo. El oasis del que habla Miguel Soto son las playas del bonito pueblo gaditano de Vista Hermosa El Cangrejo Rojo, etcétera, coto privado (o playas privadas) de importantes familias de la oligarquía financiera y terrateniente de Andalucía, léase: los Osborne, los Terry, los Dornecq, Rumasa, etcétera. Y como todo el mundo sabe (aunque algunos, como Miguel Soto, parecen ignorarlo), la regla de conducta de esta clase dominante ha sido imponer a los demás "su ley y su concepto de moral", una falsa moral, mientras que ellos, en sus oasis, playas y mansiones privadas realizan todo lo que a lo largo de su dominación han prohibido a los demás./