Negación a Manuel Sacristán

En EL PAIS del día 6 de mayo se informaba acerca de la no proposición -y consiguientemente, una vez más, del no nombramiento como catedráticos extraordinarios de algunos destacados profesores; entre ellos, Manuel Sacristán.Es realmente difícil comprender Pasa a la página 12 Viene de la página 11 qué razones de: carácter científico hayan podido aducirse para negar ese homenaje de la Academia a un cultivador tan destacado de la filosofía y de las ciencias sociales, como Manuel Sacristán.

Cualquier profesional de esas áreas tiene noticia de que se deben a Sacristán en el plan...

En EL PAIS del día 6 de mayo se informaba acerca de la no proposición -y consiguientemente, una vez más, del no nombramiento como catedráticos extraordinarios de algunos destacados profesores; entre ellos, Manuel Sacristán.Es realmente difícil comprender Pasa a la página 12 Viene de la página 11 qué razones de: carácter científico hayan podido aducirse para negar ese homenaje de la Academia a un cultivador tan destacado de la filosofía y de las ciencias sociales, como Manuel Sacristán.

Cualquier profesional de esas áreas tiene noticia de que se deben a Sacristán en el plano teórico cosas como las que siguen: la traducción al castellano de un elevado número de obras de campos como la lógica formal, la teoría y la historia de la ciencia, la sociología, la teoría marxista... Esas traducciones han sido en no pocos casos introducciones entre nosotros de esas corrientes de pensamiento. En cuanto a su labor de investigador, baste decir que su abultado conjunto de trabajos, especialmente en teoría de la ciencia y metodología, son de consulta obligada y fuente de: inspiración para todo cultivador de esas materias y, de hecho, están en la base de algunas de las producciones más originales realizadas por distinguidos profesores universitarios. Por lo demás, Manuel Sacristán es artífice principal de una interpretación del marxismo, consistente en restar ideología -falsa consciencia- y sumar análisis y crítica. Y una de las vías que para ello más ha transitado ha sido entablar relaciones de diálogo, sin incurrir ni en chalanería ni en vampirismo, con algunas de las corrientes más potentes del pensamiento contemporáneo (baste citar su caracterización de la dialéctica, dando un rodeo por el método de las ciencias positivas), y seguramente ese debería ser un valor central para toda academia que se respete a sí misma. Quienes trabajamos en ella deberíamos reivindicar su incorporación como catedrático. /