Crítica

El sello de Wilder

En 1948, cuando rodó esta película, Billy Wilder -austriaco afincado en Hollywood desde 1934- tenía ya una aceptable filmografía a sus espaldas, tanto en filmes escritos como dirigidos por él. Sin haber alcanzado la maestría posterior, el sello de Wilder ya estaba presente en aquellas primeras obras y, como no, en este Foreing Affair que en España se convirtió en Berlín occidental.Este sello no es en Wilder, como en Lubitsch o en Hitchcock, una marca visible sino una especial cadencia de la comedia, una tonalidad sutil, que no nos grita, pero sí nos susurra, que lo que se ...

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En 1948, cuando rodó esta película, Billy Wilder -austriaco afincado en Hollywood desde 1934- tenía ya una aceptable filmografía a sus espaldas, tanto en filmes escritos como dirigidos por él. Sin haber alcanzado la maestría posterior, el sello de Wilder ya estaba presente en aquellas primeras obras y, como no, en este Foreing Affair que en España se convirtió en Berlín occidental.Este sello no es en Wilder, como en Lubitsch o en Hitchcock, una marca visible sino una especial cadencia de la comedia, una tonalidad sutil, que no nos grita, pero sí nos susurra, que lo que se ve en Ia pantalla sólo puede ser obra de este cineasta, y no de otro: una especie de estilo oculto tras la transparencia y la invisibilidad. Merece verse, y más aún si se añade la presencia de Marlene Dietrich, que jamás sobró de una pantalla.

Berlín occidental se emite mañana a las 22

00 por la segunda cadena.

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