Crítica:

El cine en la pequeña pantalla

Largo fin de semana con cal y arena, como casi todos. Dos grandes películas, Centauros del desierto y Bola de fuego, salvan, y muy bien, la calidad de la programación. Un vulgar melodrama de italianos en EE UU, una comedieta con estilo del viejo Hollywood, una de gangsters casi plagiaria, una muestra sin interés del género terrorífico, completan el repertorio. La película de La clave trata de la lucha antidroga....

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Largo fin de semana con cal y arena, como casi todos. Dos grandes películas, Centauros del desierto y Bola de fuego, salvan, y muy bien, la calidad de la programación. Un vulgar melodrama de italianos en EE UU, una comedieta con estilo del viejo Hollywood, una de gangsters casi plagiaria, una muestra sin interés del género terrorífico, completan el repertorio. La película de La clave trata de la lucha antidroga.

Fuego femenino

En 1941 Howard Hawks hizo, una tras otra, dos películas con Gary Cooper. Se llevó la fama la segunda, Sargento York, por la que Cooper obtuvo un óscar. La primera, Bola de fuego, quedó aplastada por el éxito de la anterior. Y, sin embargo, es tan representativa o más del cine de Hawks que aquella. Es, ciertamente, menos brillante, con menor dosis de aventura, no tan divertida, pero más próxima a los gustos personales del gran director. Las grandes películas de Hawks se parecen más a la parsimoniosa Bola de fuego que a la trepidante Sargento York.El filme es una deliciosa comedia con cierto carácter coral, en el que Hawks se siente a sus anchas y traza dibujos magistrales de los numerosos personajes. Y vuelve, una vez más, al prototipo de mujer que muchos han imitado y nadie ha alcanzado, depositaria de una estrategia de acoso y dominio del hombre llena de humor e inteligencia. Bárbara Stanwyck borda su personaje y se come a Cooper, que no obstante hace prodigios en su papel.

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