El Barcelona, casi campeón en baloncesto

ENVIADO ESPECIAL. La película del partido se la sabía más o menos cualquier aficionado al baloncesto. El Cotonoficio tendría que arriesgar todo, pero no iba a poder con los aleros Ansa, Epi y Sibilio. Así fue. Los protagonistas no ofrecían dudas. Aito, técnico badalonés, y Serra, azulgrana, se conocen hace muchos años. Ocurre que el barcelonista tiene mejor plantilla; no obstante, el entrenador del Cotonificio denmostró saber el oficio y, pese a las diferencias y alternativas del marcador, se lo puso muy dificil a su rival, que llegó a tener hasta trece puntos de diferencia a su favor.

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ENVIADO ESPECIAL. La película del partido se la sabía más o menos cualquier aficionado al baloncesto. El Cotonoficio tendría que arriesgar todo, pero no iba a poder con los aleros Ansa, Epi y Sibilio. Así fue. Los protagonistas no ofrecían dudas. Aito, técnico badalonés, y Serra, azulgrana, se conocen hace muchos años. Ocurre que el barcelonista tiene mejor plantilla; no obstante, el entrenador del Cotonificio denmostró saber el oficio y, pese a las diferencias y alternativas del marcador, se lo puso muy dificil a su rival, que llegó a tener hasta trece puntos de diferencia a su favor.

El Cotonificio jugó las únicas bazas que tenía en la mano, lo que traducido significa Costa de director, Héctor de batallador incansable y eficaz, y Jackson, como único hombre que podía hacer daño en el aro azulgrana. Paralelamente, el conjunto badalonés jugó muy bien la baza de Jiménez, que propicio la eliminación por faltas de las figuras azulgranas, pero al conjunto local quizás le faltaron algunos minutos para alzarse con el triunfo. Entre otras cosas, porque el Barcelona no jugó en campeón y se confió cuando el marcador le era muy favorable.

Todo esto contrinbuyó a que la cancha del pabellón fuera una olla. El público acosó constantemente, sin llegar nunca a la agresión a los árbitros y jugadores visitantes. La incertidumbre de¡ marcador contribuyó a que el público se enardeciera demasiado, y el arbitraje, con cierto tinte anticasero, puso la guinda.

Serra conoce las posibilidades de sus jugadores y ayer no hizo prueba alguna, porque sabía que se jugaba una Liga. Nacho Solozábal sacrificio su lucimiento por la eficacia y sirvió balones de oro a los Ansa, Epi y Sibilio. Este último volvió a tener un día glorioso, y rubricó a su excelente clase una tremenda eficacia, que, como en el caso de ayer, fue llevar a su equipo al triunfo. De La Cruz fue el hombre que se sacrificó en defensa, pero que no renunció a colaborar en ataque. Hansen no lo hizo mal, pero no fue ni mucho menos el fichaje extranjero que todos los equipos requieren.

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