Paralizados los ferrocarriles británicos

En la noche del pasado martes comenzó la primera huelga que, desde 1955, ha paralizado completamente los ferrocarriles británicos martes y que terminará en la madrugada del viernes. El presidente de la British Rail, sir Peter Parker, ha amenazado con despedir a los 25.000 ingenieros que están en el centro de esta disputa industrial y con cerrar estos servicios caso de no encontrarse una solución satisfactoria. El Gobierno de Margaret Thatcher sigue firme en su decisión de no intervenir.Los 25.000 ingenieros -que los británicos llaman maquinistas- decidieron ir a la huelga para lograr un...

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En la noche del pasado martes comenzó la primera huelga que, desde 1955, ha paralizado completamente los ferrocarriles británicos martes y que terminará en la madrugada del viernes. El presidente de la British Rail, sir Peter Parker, ha amenazado con despedir a los 25.000 ingenieros que están en el centro de esta disputa industrial y con cerrar estos servicios caso de no encontrarse una solución satisfactoria. El Gobierno de Margaret Thatcher sigue firme en su decisión de no intervenir.Los 25.000 ingenieros -que los británicos llaman maquinistas- decidieron ir a la huelga para lograr una mejora salarial sin condiciones. En agosto, la empresa nacional les prometió una subida de un 11%, la mayor parte de la cual ha sido ya aplicada. Quedaba un 3%, que, según la empresa, estaba ligado a un acuerdo sobre la productividad y sobre una mayor flexibilidad del horario de ocho horas diarias. Los sindicatos entendieron que este 3% se había otorgado sin condiciones, y de ahí el origen de la huelga.

Los sindicatos ferroviarios han amenazado con volver a paralizar los 18.000 kilómetros de red ferroviaria británica el próximo domingo y el miércoles y jueves de la semana entrante. Ayer, Peter Parker repitió sus amenazas. No es ésta la huelga que más preocupa al Gobierno, que está ansiosamente esperando el resultado, el lunes, de un voto en las minas de carbón sobre una posible acción industrial.

La huelga, que paralizó ayer la red ferroviaria británica, supone un duro golpe para la industria, ya afectada por las malas comunicaciones causadas por el temporal de nieve que se ha abatido en los últimos días sobre. el país. Sin embargo, la situación más espectacular se produjo en los alrededores de Londres y en la propia capital, donde la hora punta comienza. a las cinco de la mañana. Se registraron unos ochocientos kilómetros de embotellamientos, pero la jornada laboral fue relativamente normal, a pesar de las problemas de tráfico.

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