Actuación irregular de cuatro policías nacionales en un sumario sobre desacato

El juez de instrucción número dos de Sevilla ha apreciado, en la sentencia dictada sobre un caso de presunto desacato, la existencia de una actuación irregular de un cabo y tres números de la Policía Nacional, quienes habían denunciado al sacerdote obrero José Antonio Casasola, militante de Bandera Roja, como supuesto autor de insultos graves Contra ellos. La sentencia absuelve por completo al citado sacerdote, según pudo saber este periódico en fuentes jurídicas solventes.Los hechos que dieron origen a las actuaciones penales ahora solventadas tuvieron lugar el 31 de enero de 1979, mientras J...

El juez de instrucción número dos de Sevilla ha apreciado, en la sentencia dictada sobre un caso de presunto desacato, la existencia de una actuación irregular de un cabo y tres números de la Policía Nacional, quienes habían denunciado al sacerdote obrero José Antonio Casasola, militante de Bandera Roja, como supuesto autor de insultos graves Contra ellos. La sentencia absuelve por completo al citado sacerdote, según pudo saber este periódico en fuentes jurídicas solventes.Los hechos que dieron origen a las actuaciones penales ahora solventadas tuvieron lugar el 31 de enero de 1979, mientras José Antonio Casasola se encontraba detenido en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de esta capital. Los cuatro policías denunciaron que el detenido había proferido insultos graves contra ellos cuando procedían a efectuar el recuento. Por su parte, Casasola mantuvo que fueron los policías quienes hicieron manifestaciones despectivas hacia su persona y que, ante su intención de denunciarles a las autoridades policiales, decidieron plantear la acusación en su contra.

Durante la vista del juicio, el ministerio fiscal solicitó dos meses de arresto mayor contra Casasola, por desacato, en tanto que el abogado defensor, Tomás Iglesias, pidió la libre absolución. En su transcurso se puso de manifiesto que los números profesionales de los cuatro policías que acudieron como testigos no coincidían en ningún caso con los recogidos en el atestado previo.