Invasión atípica

Juan Manuel, Brito Arceo, árbitro de Tercera, sufrió un sobresalto el domingo al término del encuentro Unión Tejina-San Andrés, de cuyo arbitraje se había encargado. Con el pitido final, el público se echó al campo. «Ya estamos como siempre. ¡Si yo creía que lo había hecho bien!», pensaría el colegiado.Pero el susto pasó pronto., Esta vez los invasores del campo no iban con garrota, sino con la mano abierta para felicitarle efusivamente por el buen arbitraje. Si en todos los campos hay energúmenos dispuestos a agredir al árbitro por un quíteme allá ese penalti, en esta ocasión asistimos a la c...

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Juan Manuel, Brito Arceo, árbitro de Tercera, sufrió un sobresalto el domingo al término del encuentro Unión Tejina-San Andrés, de cuyo arbitraje se había encargado. Con el pitido final, el público se echó al campo. «Ya estamos como siempre. ¡Si yo creía que lo había hecho bien!», pensaría el colegiado.Pero el susto pasó pronto., Esta vez los invasores del campo no iban con garrota, sino con la mano abierta para felicitarle efusivamente por el buen arbitraje. Si en todos los campos hay energúmenos dispuestos a agredir al árbitro por un quíteme allá ese penalti, en esta ocasión asistimos a la creación de un sector de gente amable y agradecida, que valoran cómo un buen arbitraje enriquece el partido.

Juan Manuel Brito lleva semanas haciendo buenos arbitrajes y ha conseguido ese pequeño milagro de reconciliar a la clase arbitral con la masa contemplativa.

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