Mitterrand inauguró ayer el tren más rápido del mundo

El presidente francés, François Mitterrand, inauguró anoche la era del Tren de Gran Velocidad (TGV), tal como significan el acontecimiento los partidarios del tren más rápido del mundo. Puede superar los cuatrocientos kilómetros por hora y, desde el próximo domingo, que establecerá un puente ferroviario entre París y Lyon, su velocidad de crucero será de 260 kilómetros por hora. Con el fasto de su inauguración, el Gobierno quiere resaltar su decisión de favorecer el transporte ferroviario.

Por falta de publicidad, el TGV no asará. Semanas atrás ya se publicó la primera novela inspirada ...

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El presidente francés, François Mitterrand, inauguró anoche la era del Tren de Gran Velocidad (TGV), tal como significan el acontecimiento los partidarios del tren más rápido del mundo. Puede superar los cuatrocientos kilómetros por hora y, desde el próximo domingo, que establecerá un puente ferroviario entre París y Lyon, su velocidad de crucero será de 260 kilómetros por hora. Con el fasto de su inauguración, el Gobierno quiere resaltar su decisión de favorecer el transporte ferroviario.

Por falta de publicidad, el TGV no asará. Semanas atrás ya se publicó la primera novela inspirada por este bólido ferroviario (El sistema del hombre muerto). Precisamente el día de la inauguración del TGV, relata una historia policiaco-tecnológica. Una carga explosiva ha sido escondida en el tren y su velocidad excesiva, entre París y Lyon, dramatiza la situación. Y estos últimos días, para celebrar el TGV, dos músicos avispados han compuesto una canción futurista con el nombre del tren.Dos locomotoras, ocho vagones, 386 viajeros, primera y segunda clase, y el non plus ultra del confort: las puertas funcionan automáticamente, climatización integral, aislamiento fónico, bar, comedor, periódicos, y a una velocidad mínima de 260 kilómetros, pero no más sensible que la de un automóvil medio cuando circula a ochenta kilómetros: esto es el TGV.

Los precios del billete serán iguales que los del tren clásico, salvo a las horas punta (20% más). Entre París y Lyon, un avión cuesta 397 francos, el viaje en coche 269 francos, y en TGV 160 francos, en segunda clase. Actualmente aún no ha sido terminada la vía, completamente nueva, entre la capital y Lyon, y el TGV empleará dos horas y cuarenta minutos en el trayecto, pero, a partir de 1983, las dos ciudades quedarán separadas sólo por dos horas de viaje en el TGV. Considerado como una auténtica revolución, este tren se plantea como un temible rival del coche y del avión para el transporte a distancias medias. Hasta la fecha, el tren más rápido del mundo era japonés, llamado Tokaido, que circula a 210 kilómetros por hora.

Para 1985, los responsables. franceses estiman que el TGV se habrá ramificado por todo el Suroeste francés. Llegará a Ginebra también, y a la frontera española. Y si se construye el túnel bajo el canal de la Mancha, el nuevo tren también encontraría empleo.

Toda la V República ha participado en la construcción del TGV, cuyos primeros estudios fueron iniciados hace dieciséis años, en tiempos del general Charles de Gaulle. El coste total del proyecto (material e infraestructuras) asciende a 90.000 millones de pesetas. Su desarrollo en los años próximos no sólo encontrará la buena voluntad de la SNFC (Renfe francesa) y de los poderes públicos. Los ferrocarriles franceses se encuentran en «una situación financiera catastrófica», según palabras del nuevo ministro de Transportes, el comunista Charles Fiterman. La SNCF debe en estos momentos 33.000 millones de francos. El año pasado perdió 674 millones y a finales de 1981 se calcula que aumentará el déficit. Por otra parte, el Gobierno entiende que la rapidez del transporte entre París y los grandes centros vitales del país se revelará favorable a su proyecto de descentralización. Los expertos admiten que los transportes van en el sentido del desarrollo de las regiones, pero añaden que, en ocasiones, provocan los desequilibrios de esas unidades territoriales.

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