El Madrid, flojísimo en Tatabanya

El entusiasta Tatabanya consiguió imponerse a un flojísimo Real Madrid, que falló especialmente en lo que más domina: la contención del rival en el centro del campo. El mal arbitraje del austriaco Mathias, y la extraordinaria abundancia de ocasiones de gol en la primera media hora por ambos lados, contribuyeron a hacer de éste un partido extraño. En el saldo final, el Madrid fue inferior y poco faltó para que se marchara de aquí con una derrota que hiciera peligrar muy seriamente su continuidad en la Copa de la UEFA.El Tatabanya confía el mando de su juego a Csapo, un excelente centrocampista,...

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El entusiasta Tatabanya consiguió imponerse a un flojísimo Real Madrid, que falló especialmente en lo que más domina: la contención del rival en el centro del campo. El mal arbitraje del austriaco Mathias, y la extraordinaria abundancia de ocasiones de gol en la primera media hora por ambos lados, contribuyeron a hacer de éste un partido extraño. En el saldo final, el Madrid fue inferior y poco faltó para que se marchara de aquí con una derrota que hiciera peligrar muy seriamente su continuidad en la Copa de la UEFA.El Tatabanya confía el mando de su juego a Csapo, un excelente centrocampista, al que Angel tuvo que hacer muchas faltas durante todo el partido, y ni aun así consiguió sujetarlo. A sus lados, Emmer y Hermann se limitan a hacer un trabajo disciplinado, de apoyo al maestro y de atención a la vigilancia de sus rivales. En punta, Covacs es no sólo un buen cabeceador, sino también un jugador de hábil manejo con el balón en el suelo, y mantuvo una dura lucha con Camacho durante todo el partido. De los extremos, el derecho, Nagy, desborda mejor por su banda, pero Weimper es un hombre con facilidad para llegar a situaciones de remate. Los laterales y el libero no se incorporaron al ataque, prácticamente, nunca.

Ante el juego del Tatabanya, el Madrid tuvo más problemas de los precisos. En el primer minuto de juego ya se había llevado un balón al larguero, en excelente bombeo de Weimper, al que Camacho estuvo a punto de meter la mano y hacer penalti, antes de ver que el balón no caería dentro de la puerta, sino sobre el larguero. Un minuto después, García Navajas derribaba con empujón descarado a Nagy dentro del área, sin que el árbitro se diese por enterado. Y desde entonces hasta el minuto treinta, en el que encajó el gol, de penalti injusto pero en jugada que vino precedida de otro tiro al larguero, el Madrid sufrió en su puerta más ocasiones de gol de las que es normal que sufra en cinco partidos. Entre ellas, destacó un tirazo de Csapo desde veinticinco metros que devolvió la escuadra. Pero si fallaba en la defensa, sin embargo, durante la primera parte, el Madrid acertaba en el ataque, y Kiss pasaba tantos sustos o más que su colega español. En esta primera parte vio tres o cuatro balones pasear por su área chica sin encontrar rematador por un metro, y realizó un paradón a cabezazo de Santillana. El empate del Madrid llegó avanzado el primer tiempo, -cuando Del Bosque había conseguido, a base de buen manejo del balón, controlar el partido y desarmar al Tatabanya, y cuando parecía que el Madrid se encaminaba hacia el triunfo del partido.

Pero la segunda parte del Madrid fue pésima. Del Bosque siguió jugando bien, pero Juanito, bastante acertado en la primera parte, cometió muchos errores en la segunda, y Santillana e Isidro se quedaban aislados. Gallego iniciaba bien las jugadas, pero nunca estaba en el final de las mismas, y Angel no hacía prácticamente más que perseguir a Csapo y derribarle al suelo con frecuencia. Los minutos pasaban y el Madrid no aparecía por el área contr-aria. El Tatabanya, en los veinte minutos finales del partido, vio que aún podía alcanzar la victoria, y forzó el ritmo; y el Madrid fue incapaz de responder a esta aceleración. Volvió a ofrecer ocasiones de goles en su puerta, y encajó un nuevo tanto que pudo venir acompañado de otros.

Al final, con García Hernández en lugar de Del Bosque, el Madrid trató de acercarse otra vez al cam po contrario, aunque sólo fuera para alejar al Tatabanya del área de Miguel Angel; pero no había juego para encontrar el empate. Sólo en el saque de una falta bien templada por Garcia Hernández, Santillana cazó un cabezazo, que Kiss detuvo en espléndida parada. De ser gol, hubiera supuesto un empate injusto. El Madrid jugó discretamente en la primera parte, con demasiados fallos defensivos, y mal en la segunda, sin juego de ataque en absoluto. Para el partido de vuelta no puede sentirse nada seguro.

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