La situación en RTVE

Calvo Sotelo ofreció a Peña Abizanda la Embajada de Mexico e instalarse en Prado del Rey

«Vete preparando las maletas para finales de agosto y hazte a la idea de que vas a Prado del Rey». Palabra más, palabra menos, esta fue la despedida de Leopoldo Calvo Sotelo al embajador de España en México, Eduardo Peña, el pasado 18 de julio, al término de la visita oficial de cuatro días efectuada a la capital azteca por el presidente del Gobierno.

Lo que unos días antes era apenas un chisme en boca de periodistas y miembros de la comitiva oficial de Calvo Sotelo, terminó por convertirse en la opción más probable para sustituir en la Dirección General de Radiotelevisión a un Fernando...

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«Vete preparando las maletas para finales de agosto y hazte a la idea de que vas a Prado del Rey». Palabra más, palabra menos, esta fue la despedida de Leopoldo Calvo Sotelo al embajador de España en México, Eduardo Peña, el pasado 18 de julio, al término de la visita oficial de cuatro días efectuada a la capital azteca por el presidente del Gobierno.

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Lo que unos días antes era apenas un chisme en boca de periodistas y miembros de la comitiva oficial de Calvo Sotelo, terminó por convertirse en la opción más probable para sustituir en la Dirección General de Radiotelevisión a un Fernando Castedo al que todos, incluidos los políticos más próximos al presidente, daban ya por defenestrado, al menos en el terreno de las intenciones.Según los datos que ha podido obtener EL PAIS en fuentes de la delegación española que acompañó a México al presidente del Gobierno, el posible nombramiento de Eduardo Peña como director general de RTVE fue objeto, al menos, de una conversación privada entre Calvo Sotelo y el embajador, probablemente el último día de la visita, en el vuelo de Mérida a Veracruz.

El tema había sido suscitado antes por los ministros García Díez y Pérez Llorca, aparte, naturalmente, de las múltiples preguntas de los periodistas, a quienes Eduardo Peña manifestaba inalterablemente su total desconocimiento del asunto.

De acuerdo con distintas versiones, Calvo Sotelo habría expresado en repetidas ocasiones su decisión de cesar a Fernando Castedo en un plazo corto que, en principio, no debería sobrepasar el mes de septiembre. Fuentes próximas a la Moncloa habrían filtrado, off the record, el nombre de Eduardo Peña como probable sustituto, justamente en vísperas de la visita oficial a México del presidente del Gobierno.

Por otro lado, se asegura, sin embargo, que la candidatura del embajador a la Dirección General de RTVE no adquirió fuerza precisamente hasta este viaje.

Lo que parece seguro es que cuando Calvo Sotelo abandonó México pensaba seriamente en Eduardo Peña como nuevo director general de Prado del Rey, y en este sentido le anunció una llamada telefónica posterior. El embajador ha negado al corresponsal de EL PAIS en México, Jesús Ceberio, que haya tenido ninguna comunicación directa con el presidente desde el 18 de julio para tratar este tema o cualquier otro.

Eduardo Peña, que lleva dos años como embajador de España en México, no ha ocultado en los últimos meses sus deseos de regresar a Madrid, aunque nunca haya hecho de ello una cuestión inaplazable. Como embajador considera cumplidos los cuatro objetivos básicos de su misión: integrar a la mayor parte de la colonia española en la Monarquía democrática, regularizar los contratos de petróleo, formalizar la participación de Pemex en Petronor y encauzar definitivamente la inversión española en Astilleros de Veracruz.

El hecho de que sus tres hijos (de veinte, diecinueve y dieciocho años) continúen estudiando en Madrid constituye una razón de peso para este diplomático, estrechamente vinculado a su familia. Tampoco hay que descartar que en su fuero interno haya razones políticas para acelerar el regreso: el deseo de aportar su grano de arena para que en las elecciones de 1983 triunfe una opción que no sea de izquierda. Dicho de otra manera: contribuir al triunfo de UCD, aunque él no sea militante del partido del Gobierno ni de ningún otro.

La falta de militancia en UCD puede ser una desventaja para que Eduardo Peña sea nombrado director de RTVE, en un momento en el que el partido gubernamental trata de retomar las riendas de Prado del Rey con vistas a las elecciones de 1983. Pero la ideología abiertamente conservadora del embajador y su reconocida eficacia como gestor pueden cuadrar en los planes de Calvo Sotelo.

La posible vuelta a Madrid de Peña Abizanda estuvo vinculada semanas atrás a la presidencia de alguna de las empresas del recién creado Instituto Nacional de Hidrocarburos, la de Hispanoil en primer término, y, en su defecto, la de Butano o Enagás.

De su entrada en el INH le habría hablado el ministro de Industria, Ignacio Bayón, y, según todos los indicios, conversó también con Calvo Sotelo, García Díez y Pérez-Llorca durante el viaje de éstos a México. Su trayectoria le presenta como más cercano a un cargo de este tipo; pero varios de los políticos que acompañaban al presidente del Gobierno le apuntaron que «los tiros van más hacia Prado del Rey».

Eduardo Peña ha mantenido a este respecto un hermetismo total. No hay nada oficial sobre el tema y, por tanto, él sigue dedicado a sus funciones como embajador. Todo lo que dice es: «Soy un funcionario público y, como tal, estoy dispuesto a ir allá donde me requiera mi Gobierno». Reconoce, eso sí, que el cargo de director general de RTVE «es de una enorme responsabilidad», según dijo en México a Cabanillas no ha dicho aún la "última palabra"

En torno a las especulaciones que se han manejado acerca del posible abandono que pudo haber hecho el ministro Pío Cabanillas del director general de RTVE, EL PAIS ha logrado establecer que la realidad es que el ministro de la Presidencia no dijo aún su última palabra respecto al caso, informa Perfecto Conde. Considera, eso sí, que el tema es uno de los más conflictivos que van a llevarse a la ejecutiva de UCD, que se reunirá el próximo día 19 y que, por sus características particulares, representa ahora mismo un auténtico tema caliente.

Es evidente que entre los críticos de Fernando Castedo los hay que le tienen ganas en general y otros que le persiguen de modo muy particular. Pío Cabanillas no figura entre los últimos, desde luego; está bastante lejos de la realidad lo que se afirmó que había llegado a componer una larga lista de posibles sustitutos para dirigir la televisión.

Por otra parte, algunos miembros cualificados de la propia UCD, entre los que figura algún ministro, llegan a considerar excesivamente precipitada la iniciativa de Calvo Sotelo de cambiar a Castedo por Eduardo Peña, y argumentan que, dada la gravedad e importancia del asunto, debieron ser hechos previamente tanteos y consultas fundamentales que contribuyeran a un ordenamiento sereno y efectivo de la situación radiotelevisiva española.

Mientras tanto, en'Prado del Rey estiman que el director general de RTVE si gue contando con el apoyo de Pío Cabanillas a pesar de la frialdad aparente, que a veces es visible, que se trasluce en las relaciones de ambas personalidades. Por otro lado, da la impresión de que Castedo se siente fortificado tanto en lo que se refiere al apoyo que le presta su equipo directivo como en lo que respecta a los profesionales de los medios que dirige. Esta situación le ha aconsejado expresar públicamente, ante tales equipos, su convicción de que la dimisión no es posible ni necesaria. «Hemos de actuar más unidos que nunca», dijo en una reunión de directivos cuando arreciaron las presiones gubernamentales para que dejara el cargo.

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