La hora de los partidos

( ... ) En cualquier caso, no debemos olvidar que el debate ideológico y la confrontación son consustanciales a la vida de cualquier partido democrático. Y, en definitiva, son la manera de ejercer la libertad en cualquier sociedad. Sólo en los sistemas donde uno manda y los demás obedecen no hace falta discusión. Y, si la hay, sé la pena. (...)Con la articulación de esos enfrentamientos y rupturas, de coaliciones y transformaciones, de escisiones y cambios, se conforma la sociedad democrática. El peligro de una crítica feroz y sistemática a los partidos políticos, de maximizar sus defectos y n...

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( ... ) En cualquier caso, no debemos olvidar que el debate ideológico y la confrontación son consustanciales a la vida de cualquier partido democrático. Y, en definitiva, son la manera de ejercer la libertad en cualquier sociedad. Sólo en los sistemas donde uno manda y los demás obedecen no hace falta discusión. Y, si la hay, sé la pena. (...)Con la articulación de esos enfrentamientos y rupturas, de coaliciones y transformaciones, de escisiones y cambios, se conforma la sociedad democrática. El peligro de una crítica feroz y sistemática a los partidos políticos, de maximizar sus defectos y no ayudarles a desarrollar sus virtudes, es el de crear un vacío en las relaciones sociales. Muchos ciudadanos, seguramente, no están satisfechos de los partidos existentes y no se sienten suficientemente representados por ellos -ese 40% de abstencionismo electoral lo manifiesta- Sin embargo, sólo una actitud participativa y vigilante de los ciudadanos permitirá adecuar el rumbo de los partidos a las necesidades de los sectores sociales que aspiran a re presentar. Lo otro, el abandonismo y el pasotismo, sería un suicidio colectivo: algo que hay que evitar a todo trance.

26 dejulio

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