Dos muertos en Cuenca al chocar dos Phantom de la base de Torrejón

«Yo estaba en el patio de mi casa cuando oímos un ruido enorme, salí corriendo a la calle y llegué a tiempo de ver una nube muy grande en el cielo y un avión que caía en picado envuelto en llamas. Detrás vimos dos paracaídas y en seguida fui por el coche por sí podía ayudar en algo», dice María del Pilar Valera, ATS del pueblo de Olivares de Júcar, sobre cuyo cielo chocaron ayer dos aviones Phantom F4, de la base de Torrejón de Ardoz.

Eran poco más de las 16.30 horas y el pueblo estaba ocupado mayoritariamente en ver el partido de fútbol por televisión, pero de inmediato se produjo ...

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«Yo estaba en el patio de mi casa cuando oímos un ruido enorme, salí corriendo a la calle y llegué a tiempo de ver una nube muy grande en el cielo y un avión que caía en picado envuelto en llamas. Detrás vimos dos paracaídas y en seguida fui por el coche por sí podía ayudar en algo», dice María del Pilar Valera, ATS del pueblo de Olivares de Júcar, sobre cuyo cielo chocaron ayer dos aviones Phantom F4, de la base de Torrejón de Ardoz.

Eran poco más de las 16.30 horas y el pueblo estaba ocupado mayoritariamente en ver el partido de fútbol por televisión, pero de inmediato se produjo un amplio movimiento de ayuda en favor de las posibles víctimas.

Algunos vecinos llegaron a ver cómo uno de los pilotos caía a tierra sin que su paracaídas llegara a abrirse, mientras que el cuarto tripulante caía envuelto en llamas.

Durante toda la jornada se habían sucedido las pasadas aéreas motivadas por ejercicios de prácticas que llevan a cabo estos aviones, espectáculo que ya es habitual para los habitantes de Olivares de Júcar, un pequeño pueblo agrícola situado a 54 kilómetros de Cuenca, en la ribera del pantano de Alarcón.

En busca de supervivientes

Conocida la naturaleza del accidente, fue masiva la asistencia hacia los campos próximos en busca de supervivientes. Los restos de los dos aviones están esparcidos en un amplio radio, a unos tres kilómetros del pueblo, sobre la carretera N -420, de Cuenca a Alcázar de San Juan.Inmediatamente llegaron fuerzas de socorro de la Guardia Civil y, posteriormente, un helicóptero de la base de Torrejón, que recogió a los dos pilotos que pudieron salvar sus vidas. Los otros dos están horriblemente mutilados, repartidos sus miembros por el amplio terreno en que cayeron mezclados con los fragmentos metálicos de los aparatos.

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El lugar en que se encuentran estos restos es muy abrupto. A última hora de la tarde llegó un nuevo helicóptero destinado a la recogida de los cuerpos de los pilotos muertos. No obstante, esta operación no se realizará hasta hoy, debido a la ausencia de luz. La Guardia Civil protegió los restos durante la noche para que no fueran devorados por las alimañas.

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