El Comité provincial del PCA niega haber marginado a su secretaño general

La crisis provocada en el Partido Comunista de Andalucía (PCA-PCE) por la dimisión de su secretario general, Fernando Soto, ha entrado en una nueva etapa después de que el comité provincial de Sevilla, reunido hasta la madrugada de ayer, rechazarse rotundamente las acusaciones de haber, estado marginando y boicoteando la autoridad de Soto en esta provincia.

Como se recordará (véase EL PAIS del domingo), el líder comunista argumentaba para justificar su renuncia que el comité sevillano del PCA se oponía abiertamente a su actuación, lo que ha sido negado por el comité al afirmar, de modo ...

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La crisis provocada en el Partido Comunista de Andalucía (PCA-PCE) por la dimisión de su secretario general, Fernando Soto, ha entrado en una nueva etapa después de que el comité provincial de Sevilla, reunido hasta la madrugada de ayer, rechazarse rotundamente las acusaciones de haber, estado marginando y boicoteando la autoridad de Soto en esta provincia.

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Como se recordará (véase EL PAIS del domingo), el líder comunista argumentaba para justificar su renuncia que el comité sevillano del PCA se oponía abiertamente a su actuación, lo que ha sido negado por el comité al afirmar, de modo textual, que «no ha cuestionado nunca al camarada Fernando Soto como secretario general del PCA».Más aún, una lectura entre líneas del comunicado hecho público por el comité provincial al término de su larga reunión del domingo (lectura obligada, en general, en los documentos comunistas) termina de desmontar las acusaciones de Soto sobre presuntos comportamientos vanguardistas, al afirmarse que «este comité continúa trabajando, junto con todos los comunistas de Sevilla, dentro de las líneas trazadas por el IX Congreso del PCE y el I Congreso del PCA».

Acusaciones de "felipismo"

De acuerdo con fuentes comunistas solventes, los resultados de este comité provincial (el acuerdo se adoptó por veintidós votos a favor y siete en contra) colocan a Soto en una posición desairada, al desmantelar públicamente los motivos alegados por éste para presentar su dimisión de forma tan sorprendente y, desde luego, nada ortodoxa. El secretario general andaluz deberá explicarse más razonadamente en un pleno del Comité Central del PCA que se celebrará en los próximos días.

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Ya en la reunión del viernes del comité ejecutivo, la práctica totalidad de los dirigentes comunistas de Andalucía criticaron el método elegido por Fernando Soto para renunciar a su cargo y rechazaron la dimisión. Hubo durísimas acusaciones de felipismo (recordando la famosa dimisión de Felipe y su vuelta triunfante), destacando las intervenciones de Antonio Romero, secretario. general de CC Oo del Campo de Andalucía, y Amparo Rubiales, vicepresidenta de la Diputación de Sevilla.

Todo ello hace pensar que el Comité Central del PCA podría aceptar la renuncia de Soto, aunque la posibilidad aparece más bien remota por razones evidentes: ni los más hostiles al actual secretario general consideran que exista actualmente una alternativa al mismo dentro del PCA, Y de otro lado, Santiago Carrillo ; toda la dirección del PCE, pese a su sorpresa por la actitud de Fernando Soto, no aparecen especialmente dispuestos a perder a su hombre en Andalucía. En todo caso, el líder comunista cuenta en la región con apoyos bastante sólidos, y entre ellos, con el incondicional del máximo dirigente de CC 00 de Andalucía, Eduardo Saborido,

Medios del comité provincial de Sevilla del PCA insistieron a EL PAIS una vez más en que la dimisión no es más que una maniobra de Soto para provocar su reelección en el próximo congreso regional y reunir fuerza suQciente para eliminar de la dirección del PCA en Sevilla a algunos elementos «molestos» por distintos motivos, comenzando por el secretario provincial, Juan Bosco Díaz-Urmeneta. Un líder provincial explicó: «Se nos acusa de radicales, cuando lo único que hemos hecho ha sido aplicar las resoluciones del noveno congreso. Además, el argumento se vuelve en contra: tal vez nosotros no somos radicales, sino ellos derechistas».

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