Cinco miembros de la OPEP intentarán en París salvar la conferencia de Bali del día 15

Los ministros de Petróleo de los países más importantes de la OPEP están estudiando la posibilidad de reunirse la semana próxima, en París, con el fin de preparar la conferencia ordinaria del consorcio, que está convocada para los próximos 15 y 16 de diciembre en Bali (Indonesia). El encuentro, propuesto formalmente por el ministro de Energía de Venezuela, Humberto Calderón Berti, tiene por objeto evitar que la reunión de Bali, si se celebra, termine en el más absoluto fracaso, dado el enfrentamiento armado que se registra entre Irán e Irak, dos miembros del cártel. Por otro lado, los países, ...

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Los ministros de Petróleo de los países más importantes de la OPEP están estudiando la posibilidad de reunirse la semana próxima, en París, con el fin de preparar la conferencia ordinaria del consorcio, que está convocada para los próximos 15 y 16 de diciembre en Bali (Indonesia). El encuentro, propuesto formalmente por el ministro de Energía de Venezuela, Humberto Calderón Berti, tiene por objeto evitar que la reunión de Bali, si se celebra, termine en el más absoluto fracaso, dado el enfrentamiento armado que se registra entre Irán e Irak, dos miembros del cártel. Por otro lado, los países, consumidores industrializados se reunirán el próximo martes, en París, para analizar la situación del mercado mundial de crudos.

La reunión preparatoria de París de los cinco miembros más influyentes de la OPEP (Arabia Saudí, Argelia, Kuwait, Emiratos Arabes y Venezuela) tendrá como meta prioritaria garantizar, sin graves trastornos para el futuro de la organización, la celebración en paz de la reunión ministerial de Bali. Este encuentro, sobre cuyo comienzo todavía existen dudas en círculos occidentales, sería el primero que celebra el consorcio desde el inicio de la guerra entre Irán e Irak, el pasado septiembre. Esta guerra ha provocado ya la anulación de tres reuniones de la OPEP y de un seminario sobre política a largo plazo.Según fuentes petroleras internacionales, tan sólo Venezuela e Indonesia están convencidos de la necesidad de reunirse en Bali. Por el contrario, los Emiratos Arabes, a través de su ministro de Petróleo, Al Oteiba, mantienen que es mejor cancelar la reunión antes de que ésta se convierta en un fracaso total que puede dividir irreparablemente al consorcio. Por su lado, Arabia Saudí y Kuwait defienden la necesidad de reunirse en Bali, pero sólo ante la posibilidad de que los países radicales del consorcio (Argelia, Libia, Irán y hasta Nigeria) provoquen por su cuenta y riesgo un aumento unilateral de los precios del crudo.

El grave problema que se plantea a la organización petrolera, que debía reunirse en Bali para fijar los precios para el primer semestre del año próximo, no es tan sólo la situación de guerra, sino el hecho de que el ministro de Petróleo de Irán, Mohamad Jawad Baquir Tongyan, se encuentra prisionero en poder de Irak desde hace unos meses. A este respecto, Irán ha prometido su asistencia a Bali, pero ha señalado la incongruencia de asistir a ella cuando su representante oficial ante la OPEP está en la cárcel de un país miembro de la organización.

Templar los ánimos

En esta situación sin precedentes dentro de la OPEP, varios países del consorcio están haciendo gestiones ante los dos adversarios para llegar a un entendimiento previo que permita la liberación del ministro con ocasión del encuentro. Pero el Gobierno de Bagdad, que se encuentra políticamente apoyado por la mayoría de los Estados del golfo Pérsico, se muestra reacio.Para encrespar más los ánimos está además el factor precios y producción. El sector moderado del consorcio, que apoya tácticamente la posición iraquí, mantiene que el mercado mundial de crudos se encuentra en estado inusual, como consecuencia del conflicto irano-iraquí, por lo que el consorcio debía retrasar cualquier decisión sobre precios para no herir más a los países consumidores y aumentar sus problemas de suministros. Añaden, como lo hizo patente el jeque Yamani, de Arabia Saudí, que se debía realizar un esfuerzo aumentando la producción para paliar los efectos de la ausencia casi total de suministros de crudo por parte iraní e iraquí.

En el bando contrario se encuentran los países norteafricanos del consorcio (Argelia, Libia, Nigeria y, hasta Cierto punto, Gabón), que rechazan estos argumentos sobre precios y producción y señalan que la OPEP debe mantener inalterable su política, en función de los intereses propios, y seguir adecuando los precios del crudo a la demanda.

Con estas posiciones enfrentadas, y una guerra por medio, los expertos occidentales estiman que, a menos que la reunión preparatoria de París y los buenos oficios que está haciendo estos días el ministro anfitrión, el indonesio Subroto, lo eviten, la reunión de Bali puede ser un campo de batalla, como mal menor, aunque muy bien puede representar el fin efectivo de la organización petrolera.

A este respecto, los países llamados radicales del consorcio han dejado filtrar que piensan proponer en Bali un aumento de cuatro dólares en el precio oficial o de referencia del crudo, fijado ahora mismo en treinta dólares por barril. Una subida de este tipo tendría un efecto devastador en las actuales condiciones del mercado, caracterizadas por un déficit de entre uno y dos millones diarios de barriles.

Por otro lado, la reunión en París de la Agencia Internacional de Energía (AIE) tiene por objeto, principalmente, hacer un examen del volumen de existencias de crudo almacenadas en los países miembros y recomendar un descenso de las mismas con objeto de ayudar a ciertos países de la OPEP a reducir los efectos de la guerra irano-iraquí.

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