15.000 personas se manifiestan en La Coruña contra el terrorismo

Algo más de 15.000 personas se manifestaron ayer por la noche en La Coruña para protestar contra el atentado sufrido el día anterior por el guardia civil Ricardo López Castiñeiras, cuyo cadáver fue enterrado por la mañana en el cementerio municipal de la ciudad, en un acto al que asistieron 3.000 personas.Encabezaban la marcha silenciosa el alcalde coruñés, el nacionalista Domingo Merino; el presidente de la Diputación Provincial, el centrista Pedro Marfany, y los miembros de la Corporación municipal de La Coruña, con la única excepción de los dos representantes del Bloque Nacional Popular Gal...

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Algo más de 15.000 personas se manifestaron ayer por la noche en La Coruña para protestar contra el atentado sufrido el día anterior por el guardia civil Ricardo López Castiñeiras, cuyo cadáver fue enterrado por la mañana en el cementerio municipal de la ciudad, en un acto al que asistieron 3.000 personas.Encabezaban la marcha silenciosa el alcalde coruñés, el nacionalista Domingo Merino; el presidente de la Diputación Provincial, el centrista Pedro Marfany, y los miembros de la Corporación municipal de La Coruña, con la única excepción de los dos representantes del Bloque Nacional Popular Galego, que, aunque condenaron el atentado, no quisieron estar presentes en el acto público de protesta, ni en el funeral.

Para evitar los problemas que se temieron sobre posibles enfrentamientos con elementos de la extrema derecha, particularmente de Fuerza Nueva, la manifestación fue desviada, por indicación del Gobierno Civil, ante cuya sede estaba previsto que terminara, hacia otro recorrido. Transcurrió pacíficamente en todo momento.

El único incidente registrado ocurrió cuando un coche provisto, de megafonía anunciaba la manifestación por las calles. Al pasar por las cercanías del cuartel de Infantería, un grupo de jóvenes arrojó monedas sobre el vehículo, en actitud de desprecio manifiesto. En otro momento, un teniente coronel con uniforme hizo algunos gestos visibles de desagrado, dirigidos también al coche anunciante.

Por la mañana, cerca de 3.000 personas acompañaron el cadáver del guardia civil muerto hasta el panteón militar del cementerio de San Amato, donde fue enterrado después del funeral que se celebró en una iglesia cercana, abarrotada por militares y guardias civiles.

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