Reportaje:

Tete Montoliú se retira temporalmente por agotamiento físico y moral

Tete Montoliú, después de más de cuarenta años en el jazz, quiere tomarse un período de descanso, «porque estoy agotado física y moralmente», según declaró el primer jazzista español a EL PAIS en Santa Cruz de Tenerife. Montoliú afirma que está atravesando un bache en su ánimo personal, y no oculta que las causas pueden estar en un fracaso sentimental. «Me ha abandonado la mujer de mi vida, la que me inspiro para componer el mejor de mis temas. Ahora sueño en que vuelva», señaló el músico el mismo día que se despedía del público tras un ciclo de conciertos en la sala de audiciones O'Clock.
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Tete Montoliú, después de más de cuarenta años en el jazz, quiere tomarse un período de descanso, «porque estoy agotado física y moralmente», según declaró el primer jazzista español a EL PAIS en Santa Cruz de Tenerife. Montoliú afirma que está atravesando un bache en su ánimo personal, y no oculta que las causas pueden estar en un fracaso sentimental. «Me ha abandonado la mujer de mi vida, la que me inspiro para componer el mejor de mis temas. Ahora sueño en que vuelva», señaló el músico el mismo día que se despedía del público tras un ciclo de conciertos en la sala de audiciones O'Clock.

«Yo soy un pianista de jazz, pero no llevo el piano puesto», dijo. En las islas, por ejemplo, aseguró haber descubierto algo especial sus mujeres. «Incluso a alguna te he llamado la atención, lo que podrá ser motivo para que vuelva pronto a Canarias».Montoliú ha regresado, tras sus actuaciones insulares, a la península, para grabar un programa de televisión, que será emitido en Navidad. Después vendrán otros recitales en Albacete y Mallorca. Luego, quién sabe si el músico cumplirá su deseo de descansar. «Sé que me será muy difícil. Reconozco que para mí los aplausos del público son como la marihuana para el que fuma. Si no toco, me aburro, y, además, no como. Sí, claro, he ganado algún dinero para poder retirarme una temporada, pero siempre hay que llorar», confesó con una larga sonrisa bajo sus gafas gruesas y oscuras.

"Se peca descaradamente de un nivel absoluto de ignorancia"

«Si no hubiera sido pianista, me hubiera gustado dedicarme al fútbol, que es lo que realmente me llena», decía para preguntar cómo quedó el Barcelona, que es su equipo. Tete Montoliú se ha definido como un catalanista acérrimo, defensor de su idioma y su identidad. «Efectivamente, soy nacionalista, aunque no separatista, porque eso me parece un disparate. Creo que los catalanes tenemos la obligación de hablar el catalán entre nosotros y de hablar el castellano con quien no nos entiende».Opina que a la autonomía de Cataluña le falta ser autonomía. Llama burocracia a la democracia y se espanta cuando le nombran a Pujol. «No, a él no le votaría. Mi voto es socialista y va para Reventós». Montoliú se pone, por una vez, serio y grave. Habló de las autonomías de toda España: «En este país se peca descaradamente de un nivel de ignorancia absoluto. No se puede pretender que la gente hable de autonomía si ha estado cuarenta años amordazada».

Cada día comienza de nuevo, según indica. Recientemente grabó dos nuevos discos con músicos norteamericanos en Barcelona y Nueva York. «Estos discos, con toda probabilidad, no saldrán en España, porque como no me llamo Smith, sino Montoliú, dicen que no se vende. Claro, Cataluña es una excepción»..De su amplia discografía sólo se conocen en España doce elepés. Pero, en realidad, eso importa poco al jazzista catalán. « Yo lo paso bien tocando, que es lo que me interesa. Improviso todo lo que puedo y soy muy mal compositor».

Es ciego y no lo considera un defecto. Agradece a sus padres que le hayan creado como un ser normal, sin complejos. «Los míos eran unos padres modernos y muy libres. Supieron acostumbrarse a mi ceguera y creo que me educaron como a cualquier niño». Para Montoliú los españoles han visto siempre en el ciego a un «pobrecito» al que hay que darle la mano para cruzar la calle. «Ustedes, los que ven, no deben olvidar que, en realidad, no ven más allá de las narices. También se equivocan cuando piensan que el ciego tiene un mundo propio. Lo que sucede es que un ciego como yo se ve obligado a desarrollar especialmente sus facultades mentales». Le gusta mucho leer, a pesar de su invidencia. Ahora tiene entre manos lo último de Henry Miller, y cada vez que puede lee a Neruda. «Me gasto, una fortuna en pagar las traducciones particulares al método Braille de los libros que me interesan».

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