Satisfacción en Valencia por la conversión del Bolsín en Bolsa

La aprobación del decreto por el que se creaba la Bolsa de Valencia, en el Consejo de Ministros del pasado día 29 de agosto, seis meses después de que se solicitaran con carácter de urgencia sendos informes al Consejo de Estado y al Consejo Superior de Bolsas, cumplía las reiteradas peticiones de los medios bursátiles valencianos. El Bolsín creado en 1970 quedaba pequeño para el volumen de contratación de la plaza. Por esta razón, profesionales e instituciones plantearon la disyuntiva: o esperar la lenta desaparición del Bolsín, o lanzar la ofensiva para abrir en Valencia la cuarta Bolsa españ...

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La aprobación del decreto por el que se creaba la Bolsa de Valencia, en el Consejo de Ministros del pasado día 29 de agosto, seis meses después de que se solicitaran con carácter de urgencia sendos informes al Consejo de Estado y al Consejo Superior de Bolsas, cumplía las reiteradas peticiones de los medios bursátiles valencianos. El Bolsín creado en 1970 quedaba pequeño para el volumen de contratación de la plaza. Por esta razón, profesionales e instituciones plantearon la disyuntiva: o esperar la lenta desaparición del Bolsín, o lanzar la ofensiva para abrir en Valencia la cuarta Bolsa española.

La opción por la segunda vía se inició a finales de 1978. El antecedente de más de una decena de intentos frustrados desde 1860 no desalentó a los medios financieros para promover una nueva tentativa, ya que su creación estaba más que justificada en base a que la mayor parte de la contratación del Bolsín recaía sobre valores nacionales. Se iniciaron una serie de contactos entre la Administración y el Consejo del País Valenciano, cuya Consejería de Economía y Hacienda hizo suyo el contenido del informe elaborado por la cámara de comercio, que justificaba la creación de la nueva institución bursátil.La evolución del volumen efectivo contratado en Valencia desde la apertura del Bolsín refleja en términos generales una tendencia parecida a la experimentada por el conjunto del mercado español de valores durante la década de los sesenta y primera mitad de los años setenta. Con base ciento en el año 1960, el mercado bursátil español ofrecía un índice de contratación total efectiva, en 1972, de 1.085, mientras que en Valencia el índice ascendía a 2.760. El volumen de contratación se aceleró entre 1970 y 1975, al triplicarlo al final del quinquenio con una cifra superior a los 13.000 millones de pesetas.

La contratación en el Bolsín

Paralelamente a estos aspectos de la contratación efectiva, que justificaban la apertura de la Bolsa, se encontraban las estimaciones efectuadas sobre el monto de órdenes de Bolsa generados por la plaza de Valencia, que en 1975 se situaron entre los 35.000 y 40.000 millones de pesetas, según datos facilitados por el servicio de estudios del Bolsín, dirigido por Ernest Sena.Bajo el nombre de Bolsín venía funcionando en Valencia un mercado organizado de valores desde hacía casi un siglo, pues se conservan boletines de cotizaciones fechados en 1887, al igual que los corredores de comercio, que son la quinta generación de una misma familia vinculada a la actividad bursátil, acreditan esta tradición. Sin embargo, hasta 1970 no fue creado con carácter oficial por el entonces ministro de Hacienda, Alberto Monreal. Su actividad incidió directamente en la expansión industrial de la región, si bien contaba con unas limitaciones que lo han hecho insuficiente con el paso del tiempo, al sólo poder cotizar valores emitidos en el ámbito del Colegio de Corredores de Comercio (la región y Albacete y Cuenca) y contratar valores nacionales después de que las Bolsas habían fijado su cotización. Estas limitaciones desaparecen ahora con la aprobación de la Bolsa, al equipararse la actividad de Valencia a los mercados existentes en Madrid, Barcelona y Bilbao.

La promesa del vicepresidente económico

La aprobación se ha producido antes de que venciera el plazo prometido por el vicepresidente del Gobierno. Fernando Abril, que en su calidad de presidente de la UCD valenciana y diputado por la provincia, se puso del lado de los profesionales del Bolsín para sacar adelante su conversión. En medios bursátiles, no obstante, se descarta el carácter electoralista de la decisión del Consejo de Ministros, ya que en las campañas electorales de 1979 no figuraba en los programas esta conversión. Además, en este supuesto habría que repartir el beneficio político entre UCD y el PSOE, que desde el Consejo y el Parlamento ha apoyado favorablemente la medida.«En el fondo, es una decisión política», manifestaron medios próximos al Colegio de Corredores de Comercio, «como cualquier decisión del Consejo de Ministros». Pero en sentido estricto, porque más bien responde a la convergencia de intereses en los medios financieros, políticos y profesionales se está produciendo, para modernizar y agilizar el mercado español de valores. En esta modernización, una de las instituciones atípicas que había que modificar era el Bolsín de Valencia. Más que a raíz de promesas políticas, según estos medios, la aprobación se ha producido para acercar más el inversor al mercado, integrar y homogeneizar las instituciones bursátiles y facilitar la transparencia y vigilancia del mercado de valores.

Estas fuentes consideraron inexactas las suspicacias despertadas en las otras Bolsas, especialmente en la de Madrid, por la competencia que se crea al abrir el nuevo mercado de Valencia, así como por la prioridad que se daría a los veintidós corredores que han actuado hasta ahora en esta plaza para cubrir los treinta y pico puestos de agentes de la nueva Bolsa. «No podemos poner», señalaron estos medios, «ningún tipo de privilegios desde Valencia, porque corredores y agentes pertenecen al escalafón de un mismo colegio nacional, que es quien decidirá en este tema.

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