Fotonoticia:

Contrastes

Una reducida representación de Afganistán está ya en la villa olímpica. Al fondo, sentado en la mesa, se va a uno de sus entrenadores; soviético, naturalmente. Son los atletas supervivientes de los que murieron, como los de hockey sobre hierba, a manos de sus propios compatriotas musulmanes en una emboscada, o de los que huyeron de su país, como los de fútbol a la RFA, durante una gira, o los de baloncesto, a Pakistán, recientemente. Tienen bien pocas posibilidades de triunfar. Justamente al revés que Tatiana Kazankina, que es abrazada tras superar su propio récord del mundo de 1.500 me...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una reducida representación de Afganistán está ya en la villa olímpica. Al fondo, sentado en la mesa, se va a uno de sus entrenadores; soviético, naturalmente. Son los atletas supervivientes de los que murieron, como los de hockey sobre hierba, a manos de sus propios compatriotas musulmanes en una emboscada, o de los que huyeron de su país, como los de fútbol a la RFA, durante una gira, o los de baloncesto, a Pakistán, recientemente. Tienen bien pocas posibilidades de triunfar. Justamente al revés que Tatiana Kazankina, que es abrazada tras superar su propio récord del mundo de 1.500 metros, el domingo lluvioso moscovita. Con 3.55.0 mejoró en un segundo la marca que ella misma poseía desde el 16 de junio de 1976, precisamente antes de ir a los Juegos de Montreal, donde ganó la medalla de oro.

Archivado En