Un preso de la cárcel abierta de Alcalá, acusado de rapto y violación

Un preso que cumplía condena en la cárcel de régimen abierto de Alcalá de Henares ha sido acusado formalmente de haber raptado a una niña de once años, el pasado mes de enero, y de haber violado a otra de la misma edad, en el mes de mayo, aprovechando para ello la libertad de movimientos que le permitía su situación carcelaria. Las dos víctimas son vecinas de AIcalá.José Luis Rodríguez Gemar, de 45 años, natural de Antequera (Málaga), tenía una condena de veintinueve años de prisión por varios delitos de estafa, hurtos y una violación cometida hace cuatro años en la localidad madrileña de Loec...

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Un preso que cumplía condena en la cárcel de régimen abierto de Alcalá de Henares ha sido acusado formalmente de haber raptado a una niña de once años, el pasado mes de enero, y de haber violado a otra de la misma edad, en el mes de mayo, aprovechando para ello la libertad de movimientos que le permitía su situación carcelaria. Las dos víctimas son vecinas de AIcalá.José Luis Rodríguez Gemar, de 45 años, natural de Antequera (Málaga), tenía una condena de veintinueve años de prisión por varios delitos de estafa, hurtos y una violación cometida hace cuatro años en la localidad madrileña de Loeches. La víctima fue una niña de nueve años. Los dos primeros años de su condena los cumplió en el centro penitenciario de CarabancheI y a continuación ingresó en la sección abierta de Alcalá de Henares. Trabajaba como conductor en una empresa de equipamiento aéreo, de ocho de la mañana a cinco de la tarde.

Los dos delitos de rapto y violación de los que se le acusa ahora fueron llevados; a cabo con la misma estratagema. Simuló una avería en su coche para atraer la atención de las dos niñas a la salida del colegio. En ambos casos requirió su ayuda para reparar el vehículo. En el primer caso, la niña dijo que tenía prisa y trató de escapar, pero José Luis Rodríguez la agarró fuertemente, la tapó la boca con la mano y la metió en el coche. Amenazó con matarla si gritaba. La niña pudo escapar cuando intentaba poner en marcha el automóvil.

En el segundo caso, ocurrido en mayo, presionó a la víctima tan fuertemente en el cuello, para impedir sus gritos, que le dejó las marcas de los dedos. Después de violarla en un descampado, la trasladó hasta Alcalá de Henares y la dejó a la entrada del pueblo.

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