Cartas al director

La Prensa, contra Suárez

Le mataron a palos, pero morirse, morirse, él solito se murió. Esto es exactamente lo que está pasando -con el presidente Suárez. Un poco de seriedad, señores de la Prensa. Cómo no le va a faltar credibilidad, cómo no va a ser puesto en duda su liderazgo, cómo no va a sentirse acosado, cuando cada una de las publicaciones lo repite mil veces cada día. ¿Tan poca influencia se atribuye la Prensa a sí misma? Mucha, mucha, la verdad es que tampoco tienen, porque sus denuncias han tardado mucho tiempo en calar en la opinión. Si no, ¿cómo hubiese podido ganar dos elecciones generales y unas municipa...

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Le mataron a palos, pero morirse, morirse, él solito se murió. Esto es exactamente lo que está pasando -con el presidente Suárez. Un poco de seriedad, señores de la Prensa. Cómo no le va a faltar credibilidad, cómo no va a ser puesto en duda su liderazgo, cómo no va a sentirse acosado, cuando cada una de las publicaciones lo repite mil veces cada día. ¿Tan poca influencia se atribuye la Prensa a sí misma? Mucha, mucha, la verdad es que tampoco tienen, porque sus denuncias han tardado mucho tiempo en calar en la opinión. Si no, ¿cómo hubiese podido ganar dos elecciones generales y unas municipales?Pero ya consiguieron hundirle en Cataluña y Euskadi. La gente sigue erre que erre en el centro; pero, eso sí, a partidos con buena imagen y de la tierra. Y de Andalucía no hablemos, porque eso es la demagogia hecha vergüenza. Uno siente vergüenza de su propio pueblo.

Porque los señores de la Prensa no critican, no opinan, no denuncian; destruyen, aniquilan, condenan como el más feroz de los jueces franquistas. Y, a veces, en medio de una ignorancia total.

La Prensa podría estar contra Suárez por el paro, por la violencia, por las autonomías -aunque únicamente lo está porque le sale de las narices o por algo mucho peor-, pero la verdad es que ni uno solo de los políticos se ha atrevido a prometer la más mínima solución concreta y democrática, por supuesto, incluido ese pico de oro de derecha al que ahora alaban tanto como antes denostaban sólo por lo bien que habla. ¿Antes, no? Sospechoso. Y, por descontado, incluido también el otro pico de oro de la izquierda, que, en lugar de soluciones, sólo ha podido decir eso tan manido de sangre, sudor y lágrimas, y esperanza, mucha esperanza. Les aseguro que eso lo sabe decir Suárez, de forma más solemne y convincente, y los poetas, de forma más bonita aún. Sacralizar la oratoria es otro de los engaños que se le debe a la Prensa. / .

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