Reportaje:

La vida de Hemingway contada por Anthony Burgess

Anthony Burgess cuenta en su último libro la vida del novelista norteamericano Ernest Hemingway, paradigma de voluntad de estilo y de construcción de la vida como aventura. El libro. recientemente traducido al castellano y publicado por Ultramar, fue presentado el pasado martes en Madrid por el profesor Alberto González Troyano. Anthony Burgess, novelista británico popular sobre todo por su obra La naranja mecánica, llevada al cine por Stanley Kubrick, ha contado también anteriormente la biografía de otros escritores, entre ellos la del irlandés James Joyce.

Si no hubiera sido por una g...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Anthony Burgess cuenta en su último libro la vida del novelista norteamericano Ernest Hemingway, paradigma de voluntad de estilo y de construcción de la vida como aventura. El libro. recientemente traducido al castellano y publicado por Ultramar, fue presentado el pasado martes en Madrid por el profesor Alberto González Troyano. Anthony Burgess, novelista británico popular sobre todo por su obra La naranja mecánica, llevada al cine por Stanley Kubrick, ha contado también anteriormente la biografía de otros escritores, entre ellos la del irlandés James Joyce.

Si no hubiera sido por una gripe nada diplomática, el martes pasado hubiera ocurrido algo muy curioso en Madrid: Antonio Ordóñez, el señor del toreo, hubiera presentado una biografía de su amigo Ernest Hemingway escrita por Anthony Burgess, auxiliado en su tarea por ese perfecto andaluz, estudiante de viajes y viajeros que es Alberto González Troyano. Pero hubo la enfermedad, y Antonio Ordóñez se quedó en su casa de Madrid, en cama, incubando la fiebre, y Alberto González Troyano tuvo que lidiar sólo el toro de la presentación.Como apuntó Alberto González Troyano, Antonio Ordóñez hubiera podido aclarar las razones por las que Hemingway y él mantuvieron una amistad profunda y duradera, que contribuyó seguramente a la pasión española del norteamericano y que duró hasta su muerte, de propia voluntad, el 2 de julio de 1961. Don Antonio -de quien muchos dicen que es una creación de Hemingway- hubiera podido también dar esas pistas que el biógrafo, como semejante, ofrece de alguna manera al biografiado. Y, desde el paralelo de unas vidas relacionadas y apasionantes, explicar ese Hemingway en zapatillas o en botas de campaña o en gorra de golf, empeñado toda su vida en construir su propio mito, que no era otro que el de la vida peligrosa. Y vida peligrosa, la del torero.

Porque la otra pasión, la de la escritura sentida como algo físico, necesariamente naturalizable, donde lo literario es un poder que ha de permanecer oculto bajo formas tan semejantes a la vida, e igualmente debe ser practicado peligrosamente, esa es raramente paralela y suficientemente bien expresada por Anthony Burgess en este libro.

En este libro sale mucho Antonio Ordóñez y salen mucho los toros. Según dijo el presidente de Ultramar, José Vergara, al abrir el acto del martes, a papá Hemingway le gustaba mucho España porque, decía, es el único país en que la gente se expone a la muerte sin razones. O, al menos por razones no económicas. Y los toros hacen al torero exponerse a muerte por el arte, por la aventura del arte. Burgess, por su parte, y entre otras cosas, cuenta en el libro cómo la novela más vilipendiada de Hemingway, El viejo y el mar, que es, por otra parte, tal vez la más leída, narra precisa y fuertemente el enfrentamiento del hombre al otro, a lo enemigo y natural, en este caso el pez espada. Pero inmediatamente en el texto de Anthony Burgess surge el toro para la metáfora, y dice «Un viejo sale en su bote y avista un gran pez espada. Como el matador con el toro, se siente atraído por la magnífica criatura, de manera que, aunque uno tenga que matar al otro, no importa quién mate a quién».

Archivado En