Alemania ganó con autoridad a Holanda

Ayer llegó a la Eurocopa su majestad el gol. En los cuatro encuentros, con tan sólo cuatro dianas, alemanes y holandeses elevaron el porcentaje en un partido en el que la superíoridad de los vencedores se vio difuminada por un rnarcador injusto. Tanto. que incluso el primer tanto holandés fue producto de un penalti, que no se produjo, porque el germano Matthews, el jugador más joven del torneo, cometió la falta fuera del área.La Holanda que se vio ayer en el San Paolo, de Nápoles, confirmó plenamente el retroceso que se le adivinó en el primer encuentro. La famosa naranja mecánica ha pe...

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Ayer llegó a la Eurocopa su majestad el gol. En los cuatro encuentros, con tan sólo cuatro dianas, alemanes y holandeses elevaron el porcentaje en un partido en el que la superíoridad de los vencedores se vio difuminada por un rnarcador injusto. Tanto. que incluso el primer tanto holandés fue producto de un penalti, que no se produjo, porque el germano Matthews, el jugador más joven del torneo, cometió la falta fuera del área.La Holanda que se vio ayer en el San Paolo, de Nápoles, confirmó plenamente el retroceso que se le adivinó en el primer encuentro. La famosa naranja mecánica ha perdido los engranajes. Con la desaparicíón de sus hombres base y la vejez de otros. Holanda se limitó en el primer tiempo a dar patadas. El juego que exhibió fue de lo más rudo que se ha visto en los últimos tiempos. Hubo jugadores más empeñados en buscar la pierna del rival que en jugar la pelota.

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Jugó más y mejor Alemania, salvo en el cuarto de hora inicial del segundo tiempo, que fue cuando el entrenador holandés se jugó la carta de sustituir a su defensor Hovenkamp por un hombre más incisivo, como es Naninga. Alemania, que tuvo que acabar retirando a Hansi Miffier, lesionado en el muslo izquierdo, encontró con la mayor necesidad de gol de los holandeses un camino más expedito hacia el área del inseguro Schrijvers.

Josep Derwall dejó a Cullman en el banquillo para que Stielike jugara de líbero, y planteó desde el inicio un sistema mucho más alegre que el de los holandeses. Tres hombres en el ataque: Allofs, Rummennige y Hrubesch, tuvieron en constante jaque a la defensa contraria, y la magnífica actuación de los nuevos internacionales, Forster, Briegel y Schuster, que supieron desdoblarse constantemente, puso en apuros a un equipo al que le faltan aquellos hombres que pusieron de moda en el mundo el fútbol total.

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