Una crisis de partido

La solución de la crisis en el Gobierno -excesivamente dilatada para sus parcas consecuencias- no ha resuelto la crisis interna de UCD. Se trata, pese a las directas relaciones de una y otra, de problemas políticos distintos. El Gobierno actual precisa, para mantenerse, del apoyo o cimiento del partido, pero UCD necesita proyectar su existencia política mucho más allá del horizonte que su actual Gobierno contempla.Reviste, así, máximo interés la reorganización o remodelación del partido, que debe afrontarse y quedar definida en su próximo Congreso, previsto para el mes de octubre. Y habida cue...

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La solución de la crisis en el Gobierno -excesivamente dilatada para sus parcas consecuencias- no ha resuelto la crisis interna de UCD. Se trata, pese a las directas relaciones de una y otra, de problemas políticos distintos. El Gobierno actual precisa, para mantenerse, del apoyo o cimiento del partido, pero UCD necesita proyectar su existencia política mucho más allá del horizonte que su actual Gobierno contempla.Reviste, así, máximo interés la reorganización o remodelación del partido, que debe afrontarse y quedar definida en su próximo Congreso, previsto para el mes de octubre. Y habida cuenta de la anormal velocidad con la que se suceden los acontecimientos políticos -sobre todo los adversos- en una situación tan difícil e inestable como la actual, este congreso de UCD no admite, según el parecer más razonable, demora alguna que se fundamente en la aparente lejanía de las elecciones generales de 1983. Al contrario, pensando en estas elecciones es urgente la celebración del congreso de UCD. En cualquier caso, carecería de razón aplazarlo porque a UCD le conviene, sin confiar en fechas electorales que no pueden estimarse seguras tal y como están las cosas, realizar cuanto antes su reforma interna, su reorganización. (...)

Es asunto propio de UCD decidir el sentido de su reorganización. Sin embargo, a la vista de los estatutos que condicionan ahora su funcionamiento, el camino obligado pasa por una clara democratización interna. UCD funciona actualmente -según las apreciaciones mejor informadas- con un exceso de presidencialismo, con mínimos democráticos. Y sin duda alguna, un partido tan importante como UCD debe preparar y tener a punto todas las posibilidades de mantener su identidad política de cara a sus electores -e incluso de incrementarlas- sin limitarse, como «hasta ahora, al prestigio de un solo nombre. Es mucho más normal, más común, más lógico, que un partido político disponga de varios nombres para encabezar su candidatura y para asumir las responsabilidades primeras de gobierno. En este sentido, la democratización interna de UCD aumentaría en proporción muy conveniente sus posibilidades de recambio en el liderazgo del partido. (...)

13 de mayo

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