Urbis obtuvo 642 millones de pesetas de beneficios en 1979

Los beneficios de la inmobiliaria Urbis correspondientes al ejercicio de 1979 alcanzaron los 641,7 millones de pesetas, lo que resulta casi un 20% menos de los obtenidos en el año anterior. Estas cifras fueron presentadas por el presidente de la sociedad, Manuel de la Quintana, en el curso de la junta general de accionistas de la inmobiliaria celebrada ayer en Madrid.

Con cargo al último ejercicio no será satisfecho ningún dividendo, y la fecha de pago del que queda pendiente del año 1978 ha sido pospuesto «sine die».El presidente justificó los sucesivos aplazamientos de este dividendo ...

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Los beneficios de la inmobiliaria Urbis correspondientes al ejercicio de 1979 alcanzaron los 641,7 millones de pesetas, lo que resulta casi un 20% menos de los obtenidos en el año anterior. Estas cifras fueron presentadas por el presidente de la sociedad, Manuel de la Quintana, en el curso de la junta general de accionistas de la inmobiliaria celebrada ayer en Madrid.

Con cargo al último ejercicio no será satisfecho ningún dividendo, y la fecha de pago del que queda pendiente del año 1978 ha sido pospuesto «sine die».El presidente justificó los sucesivos aplazamientos de este dividendo en una fallida operación de préstamo en los mercados internacionales. En concreto, a mediados del pasado año, Urbis estaba a punto de concertar una operación de préstamo en los mercados internacionales por 1.700 millones de pesetas, con el tipo básico de interés fijado un punto por encima del libor londinense y un tipo mínimo en este interés del 7,5%, a amortizar en ocho años con los cinco primeros de carencia. El coste de esta operación en aquellos momentos era realmente atractivo en relación a las condiciones que se podían obtener en los mercados nacionales, donde el interés estaba fijado en tomo al 16%, y en ningún caso se hubiese podido obtener un plazo de amortización tan dilatado. Las cosas se torcieron para la sociedad en el momento en que surgió una disposición del Banco de España según la cual se señalaba la conveniencia de aplazar la operación hasta el mes de diciembre, y en cualquier caso se mencionaba la obligación de retener el 25 % del importe de dicho préstamo.

La sociedad aceptó la indicación de la autoridad monetaria, y pospuso la emisión hasta comienzos de este año, momento en el que los mercados monetarios internacionales estaban sometidos a serias oscilaciones, lo que indujo a los posibles prestamistas a modificar sustancialmente las condiciones de su oferta. Esta quedó reducida a unos 1.200 millones de pesetas a devolver en cinco años, y el tipo de interés, los gastos de la emisión, y los riesgos de cambio la hacían superar ampliamente el coste que resultaría normal en los mercados interiores. En estas condiciones se recurrió a la financiación a corto plazo para la que se contó con la ayuda del Banesto, mientras se conseguía un préstamo de las cajas de ahorro, de 1.700 millones de pesetas, a amortizar en ocho años con un interés del 14%, que se destinará en su totalidad a refinanciar las amortizaciones e intereses de las deudas que venzan hasta el 1 de julio del presente año.

Los problemas reales de la sociedad responden fundamentalmente a un estrangulamiento de tesorería, como consecuencia del importante volumen de sus obligaciones financieras, y de las dificultades para conseguir financiación a medio plazo.

El patrimonio de Urbis, según estimaciones de Audiberia, era de 22.186 millones de pesetas a finales del ejercicio anterior y el presidente lo evaluó en 35.000 millones en el presente ejercicio.

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