Tribuna:

Porta, erótico

Pablo Porta tenía una vena erótica que desconocíamos. El presidente de la Federación Española de Fútbol con una sola frase nos acaba de dictar un tratado sociológico: «El 1-0 es el orgasmo futbolístico.» Lo interesante sería que nos explicase un poco más esa definición, pues de lo contrario podríamos hacer interpretaciones de signo muy diverso.Por ejemplo, el 1-0 podría significar que se siente carroza. Por ejemplo, que está más que justificado su amor platónico hacia la señora Thatcher, o sea, que es conservador hasta en eso. Ese conservadurismo es el que le ha llevado a afirmar que la...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Pablo Porta tenía una vena erótica que desconocíamos. El presidente de la Federación Española de Fútbol con una sola frase nos acaba de dictar un tratado sociológico: «El 1-0 es el orgasmo futbolístico.» Lo interesante sería que nos explicase un poco más esa definición, pues de lo contrario podríamos hacer interpretaciones de signo muy diverso.Por ejemplo, el 1-0 podría significar que se siente carroza. Por ejemplo, que está más que justificado su amor platónico hacia la señora Thatcher, o sea, que es conservador hasta en eso. Ese conservadurismo es el que le ha llevado a afirmar que la crisis del balompié mundial es producto de «una socialización que provoca más igualdad y, más mediocridad ».

En la cuestión erótica del fútbol. Porta afirma que «el 7-5 lo hundiría, porque el fútbol no es espectáculo, sino pasión». Yo diría que el 1-0 es puro machismo y el 7-5 es una pasión compartida. El amor futbolístico es puramente pasional y hay precisamente más ardor en el terreno de juego cuantos más goles se meten. El 1 -0 es como una cana al aire. como un amor casi furtivo. La abundancia de goles significa entrega. permanencia. relaciones formales. Coformarse con el 1-0 es pasar. A lo mejor opina Porta en plan pasota. que lo bueno es cortar el rollo cuanto antes, para no crearse compromisos.

Según he leído en alguna parte, el espectador que sufre en la grada por conseguir la victoria sale del estadio más relajado y realiza sus funciones fisiológicas con mayor naturalidad. Un partido de tanteador incierto mejora la circulación sanguínea, propicia la función diurética y con la victoria abultada el espectador regresa a casa en mejor disposición anímica. El 1-0 nunca es tan beneficioso.

Archivado En