Los clubes italianos no quieren jugadores extranjeros

Los presidentes del fútbol de Primera y Segunda División -aquí se llaman de Serie A y de Serie B- han votado contra la entrada de juqadores extranjeros en Italia. La votación fue aplastante: 26 en contra y sólo cuatro a favor -Juventus, Milán, Udinese y Nápoles-. La decisión final pertenece al Consejo Federal, que se reunirá en Roma el día 26 próximo. Pero no cabe duda que esta votación inesperada le va a crear graves dificultades.Como afirmaban ayer la mayor parte de los observadores, a pesar de las grandes presiones de los equipos ricos, la mayoría del fútbol italiano ...

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Los presidentes del fútbol de Primera y Segunda División -aquí se llaman de Serie A y de Serie B- han votado contra la entrada de juqadores extranjeros en Italia. La votación fue aplastante: 26 en contra y sólo cuatro a favor -Juventus, Milán, Udinese y Nápoles-. La decisión final pertenece al Consejo Federal, que se reunirá en Roma el día 26 próximo. Pero no cabe duda que esta votación inesperada le va a crear graves dificultades.Como afirmaban ayer la mayor parte de los observadores, a pesar de las grandes presiones de los equipos ricos, la mayoría del fútbol italiano ha dicho no al extranjero. El resultado clamoroso de la votación ha gustado, sobre todo, a la base, que desde hace tiempo acusa al fútbol italiano de ser una industria, más que un verdadero deporte

Oficialmente, según las reglas de la Comunidad Europea, cada equipo podría comprar, por lo menos, unjugador extranjero que, por el hecho de pertenecer a la Comunidad, no se podría considerar verdaderamente extranjero. Pero en esta polémica han intervenido hasta los economistas, que afirman que, mientras el Gobierno está pidiendo cada día que se recorten las importaciones de géneros alimenticios, es muy justo que Italia se contente con sus jugadores, sin regalar dólares a los otros países, sobre todo por un genero que hoy, dada la gran crisis económica, no es de primera necesidad.

Los observadores afirman que se trata de un problema primero moral y después económico.

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