Luis Gómez Llorente: "Renunciar a nuestras ideas es diluirse en un vago populismo"

Pregunta. ¿Cuáles son los principales temas que va a defender el sector que usted representa?Respuesta. En materia de principios, el sector crítico no se obcecará por una palabra ni dará una batalla de términos; lo que nos interesa es preservar la acotación que se hizo en el 27.º Congreso, delimitando nuestra organización como partido de clase -lo que incluye un rechazo categórico del interclasismo-, como partido de masas y marxista -léase no socialdemócrata- y, por último, democrático -entiéndase netamente diferenciado de los comunismos.

A nivel estratégico, nosotros vamo...

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Pregunta. ¿Cuáles son los principales temas que va a defender el sector que usted representa?Respuesta. En materia de principios, el sector crítico no se obcecará por una palabra ni dará una batalla de términos; lo que nos interesa es preservar la acotación que se hizo en el 27.º Congreso, delimitando nuestra organización como partido de clase -lo que incluye un rechazo categórico del interclasismo-, como partido de masas y marxista -léase no socialdemócrata- y, por último, democrático -entiéndase netamente diferenciado de los comunismos.

A nivel estratégico, nosotros vamos a defender la doble estrategia que combina la acción institucional con la acción extrainstitucional o acción de masas, que el partido perfile concretamente las fuentes a través de las cuales se prepara a actuar, realizándose no sólo como partido para la representación, sino también como partido para la lucha de clases.

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En lo que se refiere a organización, propugnamos la progresiva federalización del partido, la autonomía real en las distintas esferas y niveles de organización, distribución de las finanzas en relación a los fines descritos, neta descentralización en la designación de candidatos a cargos públicos y máximo respeto a las decisiones adoptadas democráticamente en cada nivel orgánico. Todo ello ha de acompañarse con una disminución del personalismo y la hegemonía del mensaje socialista y de la organización en cuanto tal, frente al liderismo personalista.

Por último, reivindicamos el valor de la ideología socialista, tanto a nivel de la formación interna como de la proyección a la clase trabajadora, descartando el desarme ideológico, puesto que renunciar a persuadir de nuestras ideas es renunciar a las ideas mismas, diluyéndonos en un vago populismo.

P. ¿Cómo debe ser, en su criterio, la nueva ejecutiva del PSOE?

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R. El sector crítico ha hablado de integración durante todo este período; el felipismo empezó hablando de síntesis y ha terminado hablando de mayorías y minorías. Nosotros nos mantenemos en la afirmación de que lo más saludable para reforzar la unidad del partido tras esta situación es integrar, con buena voluntad por parte de todos, las ideas en la resolución política, puesto que nadie dice marginarse del marxismo y puesto que nadie lo afirma dogmáticamente.

Igualmente nos mantenemos en que conviene integrar a personas de distintas sensibilidades en los órganos de dirección, esto es, a quienes son más sensibles a una idea del PSOE como partido para la acción institucional, y a quienes son más sensibles a la idea de partido como forjador de la conciencia de la clase y como punta de las luchas de clase. De esta manera tendríamos un equipo dirigente que, en su conjunto, se crea por completo la resolución que previsiblemente puede aprobar el congreso.

P. ¿Qué cree usted que va a pasar en este congreso?

R. A nivel de los planteamientos para la resolución política no debieran existir excesivas dificultades, puesto que se han aproximado mucho las posiciones, sobre todo en el aspecto formal de los escritos. Así, por ejemplo, de la ponencia de Sevilla a las bases sobre las que se ha edificado la delegación unitaria de Andalucía media un abismo. En este aspecto, creo que hemos conseguido evitar la derechización del partido.

Me parece que la mayor parte de las delegaciones, la zona más amplia del congreso, tiene dos objetivos: que siga Felipe como primer secretario y que haya una integración en las ideas y en las personas a quienes se responsabilice de ejecutar la línea política que apruebe el congreso. Ahora bien, está por ver si esas dos ideas van a poderse realizar armónicamente o si van a ser forzadas muchas delegaciones a optar entre la primera y la segunda, de tal suerte que la continuidad de González implique un colectivo de dirección hecho a su medida.

P.¿Existe algún peligro de escisión?

R. Después del congreso, el partido recuperará su vida habitual. Pese a nuestras reservas sobre el actual sistema de representación que se practica en el partido y que conduce a unos congresos que en ocasiones distorsionan el reflejo de los votos emitidos en la base, se puede afirmar que todos los socialistas estamos dispuestos a acatar los resultados de este Congreso Extraordinario y que la unidad del partido es indiscutible. La prudencia política de unos y otros determinará que la unidad salga más o menos reforzada, pero excluye categóricamente toda hipótesis de escisión como consecuencia de lo que el congreso decida.

Si se produce la integración de ideas y personas, el partido marchará de forma más equilibrada, sin desviaciones y de acuerdo con su trayectoria histórica. Si esto no se produce, si el partido discurriera bajo el influjo de un hegemonismo personalista, sólo me cabe decir, por el momento, que, manteniéndonos fieles al respeto de nuestros estatutos, seguiremos fieles a las ideas que fueron razón de ser para el PSOE durante cien años.

P. Y en el probable caso de que usted no figure en la nueva ejecutiva, ¿qué va a hacer a partir del 1 de octubre?

R. Lo primero, poner mi cargo de vicepresidente del Congreso de los Diputados a disposición de la nueva dirección. Después, comenzar a trabajar de nuevo. Para el que no esté preocupado ante todo por un puesto, la cuestión de las victorias y las derrotas en muchas veces algo efímero en la historia. Lo que nunca se derrotan son las ideas.

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