Tribuna:

Falló la mano izquierda

La incapacidad de un chico del SEU que presidía la Federación del Deporte Universitario, la intransigencia de un delegado nacional de Deportes, la inflexibilidad del ministro secretario general del Movimiento y la falta de valor para dimitir del presidente de la Federación Española de Atletismo dejaron al deporte español hace seis años sin nueve de sus mejores atletas. Carballo, Carda, Soriano, Solórzano, García López, Juliani, Alcántara, More-ra y Gude acabaron prácticamente su carrera deportiva porque no se supo dialogar a tiempo. Vicepresidente de la Federación era entonces quien la preside...

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La incapacidad de un chico del SEU que presidía la Federación del Deporte Universitario, la intransigencia de un delegado nacional de Deportes, la inflexibilidad del ministro secretario general del Movimiento y la falta de valor para dimitir del presidente de la Federación Española de Atletismo dejaron al deporte español hace seis años sin nueve de sus mejores atletas. Carballo, Carda, Soriano, Solórzano, García López, Juliani, Alcántara, More-ra y Gude acabaron prácticamente su carrera deportiva porque no se supo dialogar a tiempo. Vicepresidente de la Federación era entonces quien la preside ahora, y, a la vez, ejercía en la DND como jurídico y, por tanto, acabó siendo juez y parte.La actuación de un técnico que no figura entre los veinte mejores de España -y ya es una ironía que un hombre así sea el máximo responsable del atletismo español-, la incapacidad resolutiva del presidente federativo y la negativa del director general de Deportes a mediar en el conflicto llevará, probablemente, al ministro de Cultura, señor Clavero, a dar el visto bueno a lo que se presume puede ser la mayor hecatombe del deporte español.

El conflicto actual tiene un punto de partida: los métodos de Pajarón, de los cuales hay que dudar muy mucho. Hace unos días prescindió de Martín Morillas para el equipo nacional por estimar que se hallaba en baja forma. Martín Morillas ha batido esta semana el récord de España de salto de altura. Yo no creo en la santidad de los atletas, pero tampoco en la de los dirigentes. Alguien debió imponer el sentido común a tiempo. La responsabilidad de los cargos está para ejercerla en los momentos cruciales.

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