gente

Los parados

no han puesto en marcha aún una mitología propia, aunque ya proliferan los chistes que hacen honor a su existencia. Francisco Carlos Lemos es un conocido parado brasileño que duerme en los bancos públicos de Sao Paulo cuando no tiene otra habitación más espectacular a mano. El otro día la encontró, pero fue importunado por los bomberos en su insólito sueño. Francisco, de veintidós años de edad, había escogido el arco de un semáforo, situado a diez metros de altura, en una céntrica avenida de la citada ciudad. El vagabundo, una vez en tierra, no supo explicar a los bomberos cómo e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

no han puesto en marcha aún una mitología propia, aunque ya proliferan los chistes que hacen honor a su existencia. Francisco Carlos Lemos es un conocido parado brasileño que duerme en los bancos públicos de Sao Paulo cuando no tiene otra habitación más espectacular a mano. El otro día la encontró, pero fue importunado por los bomberos en su insólito sueño. Francisco, de veintidós años de edad, había escogido el arco de un semáforo, situado a diez metros de altura, en una céntrica avenida de la citada ciudad. El vagabundo, una vez en tierra, no supo explicar a los bomberos cómo efectuó tan impresionante escalada ni de qué modo mantuvo el equilibrio.

Archivado En