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«Estoy harto

de desmentir mi supuesta militancia en el Partido Socialista de Andalucía. Yo no soy del PSA ni de ningún otro partido», declaró ayer a nuestro corresponsal en Sevilla, José Aguilar, el cantante granadino Carlos Cano, cuyo nombre ha corrido estos días de boca en boca, después de que ciertas informaciones atribuyesen al mismísimo ayatollah Jomeini una tal predilección por el cantante andaluz que había encargado a su casa discográfica nada menos que cincuenta millones de copias del último elepé de Cano, Crónicas granadinas. Este ha calificado la noticia de ...

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de desmentir mi supuesta militancia en el Partido Socialista de Andalucía. Yo no soy del PSA ni de ningún otro partido», declaró ayer a nuestro corresponsal en Sevilla, José Aguilar, el cantante granadino Carlos Cano, cuyo nombre ha corrido estos días de boca en boca, después de que ciertas informaciones atribuyesen al mismísimo ayatollah Jomeini una tal predilección por el cantante andaluz que había encargado a su casa discográfica nada menos que cincuenta millones de copias del último elepé de Cano, Crónicas granadinas. Este ha calificado la noticia de alucinante y ha aclarado que su casa de discos no sabe nada absolutamente de ese supuesto pedido millonario. El disco fue regalado al ayatollah por Alejandro Rojas Marcos, secretario general del PSA, durante un viaje que realizó a Irán este verano,Fuentes no vinculadas al cantautor han querido ver estas informaciones como relacionadas con un intento de vincularle con la polémica desatada en Cataluña tras las declaraciones de Rojas Marcos sobre el Estatuto de Sau. El popular cantante ha explicado también a nuestro corresponsal que él había actuado para el PSA durante la última campaña electoral «porque soy nacionalista y andalucista, y creía sinceramente que Andalucía necesitaba de una opción como la que representa el PSA», lo que no implica militar en sentido estricto en esta organización. «A mí, estas cosas me suenan a política, en el peor sentido de la palabra.» El autor de coplas tan populares como La murga de los currelantes y El Salustiano ha tratado en las Crónicas granadinas, según su propia confesión, de realizar un trabajo exclusivamente cultural, basado en las fuentes árabes de la identidad andaluza, «de las que procede ese surrealismo y esa sensualidad que están siempre presentes en nuestro espíritu».

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