Tribuna:

Tarde, mal y caro

Una decisión democrática de la asamblea del fútbol nacional fue revocada ayer. El problema de los clubs vascos y extremeños, que se debió haber quedado resuelto con anterioridad al pleno, para evitar las posteriores consecuencias, ha tenido un estrambote que sienta un precedente peligroso para el futuro. Los hombres del fútbol, que en general no se han distinguido nunca por sus amores hacia la democracia, se han ciscado una vez más en ella, por no haber atendido a razones en su momento. Un acuerdo de asamblea sólo puede revocarlo otro tomado en idénticas circunstancias reglamentarias.El absurd...

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Una decisión democrática de la asamblea del fútbol nacional fue revocada ayer. El problema de los clubs vascos y extremeños, que se debió haber quedado resuelto con anterioridad al pleno, para evitar las posteriores consecuencias, ha tenido un estrambote que sienta un precedente peligroso para el futuro. Los hombres del fútbol, que en general no se han distinguido nunca por sus amores hacia la democracia, se han ciscado una vez más en ella, por no haber atendido a razones en su momento. Un acuerdo de asamblea sólo puede revocarlo otro tomado en idénticas circunstancias reglamentarias.El absurdo consenso al que se ha llegado deja malparadas cuantas normas formales son de aplicación en estos casos. Si con anterioridad a las asambleas no se ponen en orden los intereses en fricción, a ellas hay que llegar con el ánimo dispuesto a aceptar el criterio de la mayoría. Ahora resulta que los club navarros se saltan su camino natural para más allá, es decir, en Cantabria. Ahora resulta que por no saber dirigir el cotarro nos va a costar la broma cerca de sesenta millones de pesetas. Comprendo la actitud de los presidentes de federaciones nacionales, que se oponen a que el dinero de las quinielas pase directamente a engrosar los Presupuestos Generales del Estado. con la caja única sería imposible despilfarrar el dinero de esta manera.

Todos cuantos participaron ayer en el aquelarre de Alberto Bosch son responsables de lo ocurrido. Pero más, mucho más, quienes tienen la obligación de velar por la decencia de los procedimientos.

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