El patrimonio sindical

«( ... ) El patrimonio sindical, por encima de presiones políticas de signo sindical o patronal, y por mucho que se desempolve la cuota sindical y los porcentajes que de ésta venían pagando en las últimas décadas empresarios y trabajadores, sólo debe tener, a nuestro juicio, un destinatario claro: el conjunto de los trabajadores españoles. Desde esta consideración de principios se debe profundizar en las áreas gubernamentales correspondientes. No se trata tanto, pues, de asignar la titularidad de unos bienes a éste o aquél, a esta central o aquella, sino de sacar la máxima rentabilidad en bene...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

«( ... ) El patrimonio sindical, por encima de presiones políticas de signo sindical o patronal, y por mucho que se desempolve la cuota sindical y los porcentajes que de ésta venían pagando en las últimas décadas empresarios y trabajadores, sólo debe tener, a nuestro juicio, un destinatario claro: el conjunto de los trabajadores españoles. Desde esta consideración de principios se debe profundizar en las áreas gubernamentales correspondientes. No se trata tanto, pues, de asignar la titularidad de unos bienes a éste o aquél, a esta central o aquella, sino de sacar la máxima rentabilidad en beneficio de los trabajadores de un patrimonio hoy mal utilizado, en disputa permanente y con una productividad bajísima, cuando no nula. El grueso del patrimonio sindical, y que se diga de una vez por quien corresponda con datos que no dejen lugar a dudas, no viene de expropiaciones, incautaciones o patrimonio de grupos sindicales que pasaron a la clandestinidad después de la guerra civil y hasta el tiempo de la transición política. No cabe duda que una parte del patrimonio sindical tiene su origen en las incautaciones decretadas por el antiguo régimen, y esto, sin más demoras, debe subsanarse por vía de urgencia. Hay que devolver a sus legítimos propietarios bienes o inmuebles que tengan clara su procedencia. ( ... )Las centrales sindicales deben huir, en aras a la justicia y a la eficacia, de planteamientos maximalistas de "todo o nada", que, en definitiva, es la mejor fórmula para eternizar el problema y meter éste en un callejón sin salida, de frutos infecundos, en primer término, para la clase trabajadora. La responsabilidad máxima la tiene el Gobierno, que permanece en una actitud titubeante, confusa y muy poco realista. Ahí está, sin ir más lejos, el despropósito que se materializó hace unos meses de hacer cesión por un año, y sin entrar en el fondo de la cuestión sobre determinados bienes de ese patrimonio sindical a algunas centrales sindicales. cuando, en esa época, más de tres años después de plantearse el problema, lo que se requerían eran soluciones políticas y legales de carácter definitivo.

11 de junio

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En