Hay muchos demócratas desencantados

«Es cierto que hay algunos individuos que podrían llamarse propagandistas profesionales del desánimo, del desencanto, con claras finalidades de barrer la democracia naciente; pero hay otras personas de auténtico espíritu democrático, que participaron con alegría y esperanza al proceso inicial de la reforma política y que hoy, sin embargo, se recluyen en su intimidad, abandonan el campo o sufren ante el deterioro creciente de los hábitos colectivos», afirmó Joaquín Ruiz-Giménez en su conferencia «La democracia entre el encanto y el desencanto», que pronunció en el Club Siglo XXI.El profesor Rui...

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«Es cierto que hay algunos individuos que podrían llamarse propagandistas profesionales del desánimo, del desencanto, con claras finalidades de barrer la democracia naciente; pero hay otras personas de auténtico espíritu democrático, que participaron con alegría y esperanza al proceso inicial de la reforma política y que hoy, sin embargo, se recluyen en su intimidad, abandonan el campo o sufren ante el deterioro creciente de los hábitos colectivos», afirmó Joaquín Ruiz-Giménez en su conferencia «La democracia entre el encanto y el desencanto», que pronunció en el Club Siglo XXI.El profesor Ruiz-Giménez señaló como causas del desencanto político, entre otras, la inflación de expectativas, la crítica incisiva de la prensa sobre personas y actitudes, la pobre imagen de muchos políticos conocidos, la mutabilidad excesiva de algunos protagonistas de la vida política, el abuso de la práctica del consenso y la incidencia de factores exteriores, como la crisis económica y el terrorismo.

El conferenciante, después de analizar estos y otros aspectos, que a su juicio explican el desaliento político actual, propuso una terapéutica para la vida política que se resume en estos puntos:

Instar al Gobierno para que reestrene la técnica del debate parlamentario, se complete y desarrolle la Constitución y se promulguen las leyes más apremiantes.

Urgir a todos los grupos políticos para que respeten no sólo la letra, sino el espíritu de la Constitución. Insistir a los poderes públicos para que hagan real y efectiva la libertad, la igualdad y el bienestar de todos y faciliten la participación de los ciudadanos. Urgir la aprobación de los estatutos de autonomía. Acuciar a los Partidos para que perfeccionen su democracia interna. Elaborar una nueva ley Electoral que acabe con el método D'Hont y estimular a la oposición para que apoyen la Constitución y no catalicen movilizaciones de masas para lograr lo que deben conseguir en las Cortes.

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