Una democracia razonable

«(...) Una notable estabilldad se desprende del resultado de las elecciones españolas. Veinte meses después del escrutinio legislativo de junio de 1977 nada cambia en Madrid. El equilibrio de fuerzas permarlece el mismo. Nada cambia, pero todo se confirma después de una semana de decantación.Los españoles, sin entusiasmo sin duda (el número de abstenciones lo prueba), descubren cada vez más una vocación centrista. Y es al partido que juzgaron más apto para asumir esta vocación, el de Suárez, al que acaban de renovar su confianza. Este es un reflejo que se puede calificar de eminentemente razon...

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«(...) Una notable estabilldad se desprende del resultado de las elecciones españolas. Veinte meses después del escrutinio legislativo de junio de 1977 nada cambia en Madrid. El equilibrio de fuerzas permarlece el mismo. Nada cambia, pero todo se confirma después de una semana de decantación.Los españoles, sin entusiasmo sin duda (el número de abstenciones lo prueba), descubren cada vez más una vocación centrista. Y es al partido que juzgaron más apto para asumir esta vocación, el de Suárez, al que acaban de renovar su confianza. Este es un reflejo que se puede calificar de eminentemente razonable.

Al mantener sus posiciones de 1977. Suárez triunfa sin duda alguna. Todo indica que continuará gobernando solo, lo que agradará a santiago Carrillo, al cual la hipótesis de un Gobierno centro-socialista inquietaba.

Las ganancias modestas de los comunistas no constituyen una sorpresa. Pacientemente, pero con seguridad, el PCE se sitúa. Por el contrario, la derrota de la derecha de Osorio es significativa. Demuestra que los españoles desaprueban explícitamente lo que de cerca o de lejos les recuerde ciertos aspectos del franquismo. (...)

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El culpable mayor es Fraga Iribarne. (...)

3-4 marzo

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