La fiebre de las rebajas invadió y un año más, los grandes almacenes

Bajo el sueño de comprar más por menos dinero, varios millones de españoles -en su inmensa mayoría mujeres- se lanzaron ayer sobre los grandes almacenes. Se cumplía así, un año más, el rito de las rebajas. Poco importaron los gastos extraordinarios de Navidad y Reyes, incluso la actual crisis económica. Los gigantes del comercio no tienen ningún inconveniente en llegar a reconocer que por estas fechas consiguen vender hasta el doble que en un día normal.

Ser el primero constituye el primer mandamiento de un buen consumidor en época de rebajas, aunque para ello haya que guarda cola dura...

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Bajo el sueño de comprar más por menos dinero, varios millones de españoles -en su inmensa mayoría mujeres- se lanzaron ayer sobre los grandes almacenes. Se cumplía así, un año más, el rito de las rebajas. Poco importaron los gastos extraordinarios de Navidad y Reyes, incluso la actual crisis económica. Los gigantes del comercio no tienen ningún inconveniente en llegar a reconocer que por estas fechas consiguen vender hasta el doble que en un día normal.

Ser el primero constituye el primer mandamiento de un buen consumidor en época de rebajas, aunque para ello haya que guarda cola durante horas y pisar de vez en cuando al vecino. Los empleados de los almacenes; londinenses, que empiezan sus rebajas el día de Reyes, tienen que acorazarse materialmente para evitar que la multitud, que ha pasado la noche ante los escaparates, les arrolle al abrir las puertas. También en esta jungla especial, el más violento y el más audez suele conseguir el mejor artículo al precio más barato.La fiebre por las rebajas no ha alcanzado todavía en España semejantes niveles de histeria, pero son frecuentes las peleas entre dos compradores, que cada cual por un lado esgrimen el mismo pantalón junto con las lesiones de menor cuantía, que es el precio obligado de un buen comprador, también losal macenes tienen que pagar su cuota en artículos destrozados y pequeños hurtos. El incremento del personal de seguridad sirve de bien poco para impedir que alguien salga con una gabardina de más o un pantalón debajo del que llevaba al entrar.

Ocurre también que muchos de estos compradores de gangas lo son también de ilusiones. En algunas tiendas y almacenes se practica el timo del precio reducido. Un simple cambio de etiquetas con tachaduras, números en colores o terminaciones en nueve no son otra cosa que el precio inicial del artículo hábilmente maquillado para estas ocasiones, en las que no hay tiempo para comprobaciones de urgencia. Sirven también para dar salida a stocks de difícil venta.

Beneficio para los grandes

La impresión general, recogida en una encuesta hecha por la agencia Europa Press entre portavoces de grandes almacenes, es que las «rebajas de enero» serán este año más fuertes, porque el invierno se ha presentado corto en sus comienzos y quizá, como consecuencia de la crisis económica, los grandes del sector han notado un retraimiento en las compras sobre las previsiones efectuadas.Los catorce centros que El Corte Inglés tiene en España fueron visitados ayer por 600.000 personas, algo más del doble de un día normal. La cadena ha calculado que venderá durante la campaña productos por un valor de 7.500 millones de pesetas (El Corte Inglés cerrará el ejercicio anual, a 28 de febrero, con unas ventas superiores a los 86.000 millones).

Si en la cadena antes citada las rebajas durarán todo el mes, en Galerías Preciados (veintitrés centros en veinte ciudades españolas) durarán hasta finales de febrero. Ayer el centro de Callao (Madrid) absorbió a 200.000 personas, cuatro veces más que un día normal. Las ventas de ayer en este centro se estimaban el doble de las de un día normal de buena venta. Para el conjunto de las rebajas, la cadena espera incrementar sus ventas en un 15%. Estás se verán contrarres tadas por el hecho de que, según Europa Press, Galerías Preciados se ha gastado en publicidad, especialmente en Televisión, la cifra de sesenta millones de pesetas.

En Simago (cincuenta tiendas en España) el modo de trabajar es distinto al de los grandes almacenes. Por ello la gente no se volcó en el día de ayer, primero de las rebajas. En vez de «rebajas de enero», se llaman «ofertas de enero» y son fundamentalmente artículos de bazar y alimentación. Los primeros se pueden encontrar hasta con un 25% de rebaja. Los segundos, con un 16%.

En Cortefiel (más de veinte establecimientos), las rilibajas comenzaron el pasado 18 de diciembre y terminarán a finales de mes.

La afluencia de público con respecto a los años anteriores fue ayer notable, y se mantendrá esta semana. Las rebajas de Cortefiel se sitúan entre un 20 y un 40%, aunque depende de los stocks de cada producto. Ejecutivos de la cadena calculan que las ventas se verán aumentadas durante las rebajas hasta en un 30%.

Un invento de nuestro siglo

Aunque las rebajas son casi tan antiguas como el comercio detallista, sus auténticos inventores, a comienzos de este siglo, fueron los grandes bazares de París (Le Printemps, Les Nouvelles Galeries), que en su necesidad de vender más empezaron a dedicar cada mes de año a una determinada sección. Desde el mes del zapato hasta las quincenas blancas han sido creaciones que duran hasta nuestros días.Pero el mayor promotor de las rebajas fue la depresión del 29. Los felices veinte terminaron con una crisis económica de tales proporciones que los grandes almacenes no tuvieron otra salida que tirar los precios para atraer a unos compradores que no tenían dinero. La Kaufhaus de Berlín se hizo famosa por upa liquidación monstruo en la que se vendió hasta el mobiliario por cierre del negocio. Las rebajas bu habían convertido ya en una cita multitudinaria.

Por esas mismas fechas -comienzos de los años treinta- empezaron a adquirir carta de naturaleza en Madrid las ventas postbalance. Nacían al mismo, tiempo los primeros grandes almacenes. Desde entonces hasta hoy los métodos de venta han cambiado bien poco, lo que no dice mucho en favor de los publicitarios y agentes comerciales. Los artículos sometidos al dictado de la moda, la confección, sobre todo, eran también entonces, como hoy, los que resultaban más favorecidos por el descenso de los precios.

Después de la austeridad de los anos cuarenta -el dinero sólo llegaba entonces- para darle la vuelta al abrigo-, fueron los años del desarrollismo los que relanzaron de nuevo esta vieja técnica de vender más barato hoy para poder hacerlo más caro mañana.

Lo que resulta cada vez más difícil de explicar al cliente, sea o no de rebajas, es que solamente por sacar las existencias de la tienda se justifica que valga diez lo que hace tan sólo unos días valía veinte.

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