Un atracador y su víctima se matan mutuamente

Leonardo Campillo de la Sierra, de cincuenta años, casado, industrial, y Francisco Javier Sánchez Horcajo, de dieciocho años, soltero, fallecieron en la madrugada del domingo como consecuencia de las heridas que se causaron entre sí, cuando el señor Campillo opuso resistencia a dejarse asaltar por el segundo.Según la versión policial, el asalto, protagonizado por el joven muerto y por otra persona que se dio a la fuga, intentó cometerse instantes después de que el señor Campillo saliera de una casa de la calle de la Virgen de Africa en compañía de una mujer, de la que no se ha facilitado su id...

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Leonardo Campillo de la Sierra, de cincuenta años, casado, industrial, y Francisco Javier Sánchez Horcajo, de dieciocho años, soltero, fallecieron en la madrugada del domingo como consecuencia de las heridas que se causaron entre sí, cuando el señor Campillo opuso resistencia a dejarse asaltar por el segundo.Según la versión policial, el asalto, protagonizado por el joven muerto y por otra persona que se dio a la fuga, intentó cometerse instantes después de que el señor Campillo saliera de una casa de la calle de la Virgen de Africa en compañía de una mujer, de la que no se ha facilitado su identidad. En el momento en que el industrial iba a abrir su automóvil, un Seat 124, dos jóvenes armados con navajas les exigieron el dinero y las joyas que llevaban.

En vez de cumplir las órdenes de los asaltantes, Leonardo Campillo, después de manifestar que no llevaba dinero, se enfrentó con los asaltantes, momento en que la mujer aprovechó para darse a la fuga. Poco después se escucharon varias detonaciones que alertaron a los vecinos; cuando algunos de éstos se presentaron vieron al joven Francisco Javier Sánchez mortalmente herido por arma de fuego y al señor Campillo gravísimamente herido por las puñaladas recibidas en el tórax. Trasladado al hospital Francisco Franco, el industrial asaltado ingresó cadáver; en su bolsillo se encontró un revólver, de calibre doce, con tres balas en el tambor, además de tres vainas y cuatro balas sueltas. Debajo del joven que, según, parece, tenía antecedentes como delincuente habitual contra la propiedad, se encontró un puñal manchado de sangre. Se desconoce si el industrial muerto tenía licencia de armas, ya que no se le encontró ningún documento acreditativo.

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